La obra maestra de Julio Verne: un libro-objeto que perpetúa una herencia de calidad. • Una reproducción magistral de una de las novelas de aventuras de la colección Viajes extraordinarios creada en 1866 por Pierre-Jules Hetzel. Su encuadernación roja y dorada, de cuidado diseño, perpetúa el trabajo de calidad al que tanto apego tenía el histórico editor de Julio Verne. • La cubierta se inspira en una ilustración única, del grabador Auguste Souze. Data de 1875 y posiblemente se presentó para un concurso de encuadernadores.
Veinte mil leguas de viaje submarino es una de las obras más conocidas del escritor francés Julio Verne. Publicada por primera vez en 1870. La historia se desarrolla en un viaje submarino alrededor del mundo, durante el cual los personajes se enfrentan a diversos peligros y descubren maravillas ocultas en las profundidades del océano. A lo largo de la travesía, Verne ofrece descripciones detalladas de la vida marina y de las maravillas submarinas, así como reflexiones sobre la naturaleza humana, la tecnología y la moralidad.
"Adam Bede" fue la más vendida y leída de las novelas de George Eliot, pseudónimo de la escritora Mary Ann Evans. Sus relatos y novelas figuran entre lo más escogido de la literatura victoriana. En esta novela, la autora quiso trasladar fielmente a sus lectores una realidad histórica que combinaba el ambiente shakesperiano de la Inglaterra rural con la épica miltoniana reavivada por la fe metodista.
Dmitri Pávlov Sanin, a sus cincuenta y dos años, solo y melancólico, encuentra entre unos documentos una cajita con una pequeña cruz con incrustaciones de granate que desata sus recuerdos y lo transporta a su juventud en el verano de 1840. Aguas de primavera (1872), penúltima novela de Iván S. Turguenev, fue uno de los mayores exitos de su carrera: una novela psicológica alrededor de la sumisión en el amor y de los errores de juventud que se pagan toda la vida, que de esta forma se convierte en una no-vida, un tema muy querido por su autor.
Cuando se lee Alicia en el País de las Maravillas, se puede imaginar al autor caminando al lado de las niñas, las tres hermanas para las que inventó el cuento, improvisando continuamente. Como buen profesor acostumbrado a llenar pizarras de números, su relato no pierde el hilo, siempre resulta coherente, dentro de lo absurdo que está contando, y se siente animado por las miradas chispeantes de las pequeñas. Cuando se sientan para descansar, o mientras toman un refrigerio para recomponer fuerzas, prosigue el relato, que ya no se detendrá hasta llegar a su hija.
Una tarde calurosa junto al río, la joven Alicia persigue a un conejo blanco hasta su profunda madriguera. Tras una larga y lenta caída llega al país de las maravillas, un lugar disparatado e insólito donde las reglas que conoce no funcionan, y en el que comparte juegos y acertijos completamente ilógicos con unas criaturas extravagantes pero inolvidables como la Liebre de Marzo, el Sombrerero, la Oruga azul, el Gato de Cheshire o la Reina de Corazones.