Puerto Plata es un trozo de nuestra isla ubicado entre el mar y la montaña. Es un espacio abierto como la mentalidad de su gente, a todos recibe, a todos acoge, a todos integra, como simboliza el Cristo con los brazos extendidos que se encuentra en la cima de la Loma Isabel de Torres. Se le conoce como "La Novia del Atlántico", como "Costa de Ámbar" o como "Tacita de Plata". Con estos nombres se enlazan sus atributos, con un indiscutible toque de cercanía y de ternura. Sin duda alguna, es una ciudad romántica, cultural, turística e histórica. Por la riqueza de su historia, por su belleza natural y arquitectónica, por sus recursos naturales, por sus playas, por su gente, Puerto Plata ha sido parte esencial del proceso de desarrollo del turismo en la República Dominicana.
Barahona, nuestra Perla de Sur, es una agradable sorpresa para quien se acerca a ella. Playas y montañas, agricultura e industria, tradición y modernidad, conviven en un espacio coronado por un sol ardiente, pero refrescado por el viento. Barahona se enorgullece de su historia. Sus hombres y mujeres, cada uno desde su perspectiva, han aportado generosamente su talento, su energía y su entusiasmo para hacer de ella una provincia de progreso bienestar. Es tiempo de que los capullos empiecen a florecer, de que los proyectos se hagan realidad. Barahona se lo merece. A su modo y a su ritmo delinea el camino para acceder al desarrollo.
La Vega es una provincia muy especial. Ubicada en el corazón de la República Dominicana, se distingue por ser la única que limita con nueve provincias. Fundada por el almirante Cristóbal Colón, tiene el privilegio de conservar en su acervo numerosas primicias que, de uno u otro modo, dan forma a su identidad y modelan su carácter. Su profunda religiosidad, su amor y respeto por la tradición, su perspectiva del futuro y la intensidad con que vive las diversas manifestaciones de la cultura, del deporte y del carnaval, hacen del vegano una persona profundamente orgullosa de sus raíces. Esta provincia rica y generosa, que combina de forma armónica la presencia del llano y la montaña, entrega al país los paisajes más hermosos para recrear el espíritu, los frutos más sabrosos para alimentar el cuerpo, las flores más hermosas para adornar la vida y la gente más buena para compartirla.