Entre todos los héroes salvajes y brutales inventados por el creador de Conan, Robert E. Howard, el rey picto Bran Mak Morn guarda un origen más próximo a la historia. Se debe a la ascendencia escocesa-irlandesa de este autor, discípulo y amigo de Lovecraft, y principal impulsor del género de «espada y brujería». Considerado junto a Tolkien uno de los escritores más influyentes de la fantasía heroica moderna, Howard narra en estas aventuras la encarnizada lucha que, capitaneados por su último rey, sostuvieron los pictos britanos a finales del siglo III de la era cristiana contra las legiones de Roma. Cuenta la épica de una raza que avanza inexorablemente hacia su extinción, mientras intenta detener el rastro de muerte que dejan a su paso las águilas romanas.
H. D. Thoreau mostró al mundo la importancia fundamental de la naturaleza en su relación con el ser humano cuando decidió irse a vivir en mitad del bosque y publicar su experiencia. Después de aquella obra cumbre, Walden, el autor volcaba en este librito sus reflexiones en torno al arte de caminar. Salir y explorar los lugares más remotos, pisar caminos y bosques no solo libera nuestra mente, sino que también nos asoma a una vida más sencilla y auténtica, más cercana al primigenio estado salvaje.
Cándido cuenta las desventuras de un viajero optimista que se aferra desesperadamente a la creencia leibniziana de que vive en "el mejor de los mundos posibles". Cruel, divertida y en ocasiones escandalosa, la inmortal narración del filósofo francés lleva a Cándido en un viaje alrededor del mundo para descubrir que ―contrariamente a las enseñanzas de su distinguido tutor, el Dr. Pangloss― no todo ocurre siempre para bien. Una obra que, bajo la forma de sátira, propone una profunda reflexión sobre los aprendizajes de la experiencia humana cuyo mensaje sigue totalmente vigente para el lector del siglo XXI.
El volumen incluye, junto a la edición anotada del texto, un ensayo de Francisco Rico titulado Un canto de frontera: «La gesta de Mio Cid el de Bivar» y estudios de Alberto Montaner que abordan cuestiones como
la composición de la obra, el poema épico y su contexto, la constitución interna del Cantar y la historia del texto.
La épica consiste, como ya definía Aristóteles, en la representación de un héroe esforzado mediante una narración poética. En el caso del Cantar de Mio Cid tal presentación resulta perfectamente ajustada a su contenido y refleja lo que podría considerarse la línea maestra de su construcción interna.
El presente volumen de la Biblioteca Clásica RAE ofrece la breve pero extraordinaria obra poética de San Juan de la Cruz, encabezada por el Cántico espiritual, cima absoluta de la poesía mística y amatoria en lengua española, acompañado de la «declaración» o comentario que el propio autor escribió para esclarecer la dimensión y el sentido de sus versos.
Theo Van Gogh es un hombre «sin talento» que cifra su existencia en el amor que profesa al arte y a su hermano Vincent, el artista de la familia, a quien envía dinero y cartas llenas de melancolía. Esta correspondencia hasta ahora inédita, rigurosamente inventada por Julio César Pérez, juega de manera especular con las cartas reales de Vincent a Theo, se interrumpe poco antes de la muerte de ambos y no recoge ninguno de los acontecimientos que marcaron la vida del «loco pelirrojo». Habla, más bien, de las esperanzas y los miedos del menos conocido de los hermanos, del París de los impresionistas, del sentido profundo del arte.
En estas páginas hay sombra, hay muerte y tragedia, pero por encima de todo está la búsqueda, a veces infructuosa, de la belleza. Eso que Julio César Pérez persigue con una libertad insolente.