Morir nunca ha sido ni será lo más beneficioso para el ser humano, porque la ausencia física y el tiempo diluyen al desaparecido de la memoria de sus dolientes. Personas que en vida tuvieron notable incidencia en los ámbitos político, comercial, social y cultural, entran en el catálogo del olvido apenas semanas después de su deceso. El olvido es un proceso lento, pero infalible. Las primeras horas del deceso de una persona son devastadoras para la gente de su entorno. Durante la exposición del cadáver el desgarramiento emocional podría ser tan nocivo, que a veces es necesaria la intervención de expertos en salud mental para recomponer el ánimo y equilibrar el sistema nervioso de algunos deudos. Los personajes incluidos en este libro: Charles Pinoli y Leo Siegfried Kopp (Alemania), Lezama Lima y Celia Cruz (Cuba), Caterina Capodonico (Italia), Ercilia Pepín, Erciná Chevalier y Olivorio Mateo (República Dominicana), Alfonsina Storni (Argentina), Johann Strauss II (Australia), Herman Melville, Marie Laveau, Edgar Allan Poe y Nelly Bly, (Estados Unidos), Marcel Proust (Francia), Luis de Camões (Portugal) y Franz Kafka (Praga) son venerados en distintos estamentos sociales por haber sumado capítulos ejemplares la memoria histórica de sus países de origen. En esencia, son muertos que no han muerto, o que difícilmente mueran. Aquí lo fantástico, lo hiperbólico y lo real concurren para cotejar una serie de radiografías desinhibidas que revelan el accionar de esos seres que, aunque parezca descabellado, yacen inmortales en sus respectivas tumbas.