Este libro no es un tratado, no es de culinaria y, más que para mujeres tristes, parece escrito para mujeres alegres, demasiado alegres. Héctor Abad, una de las principales voces de la literatura colombiana, aborda con un humor sutil la psicología femenina, y propone lo que él mismo llama "repentinos antídotos para la pertinaz melancolía". Recetas para seducir, consejos contra el mal de amores o la soltería, remedios contra la tristeza... "¿Quién te ha dicho que se prohíbe estar triste? No dejes que te receten alegría, como quien receta una temporada de antibióticos. Si dejas que te traten tu tristeza como una perversión, o en el mejor de los casos como una enfermedad, estás perdida: además de estar triste te sentirás culpable. Y no tienes la culpa de estar triste.
Del encuentro extraordinario entre un narrador -e intelectual, ensayista, filósofo...-(Umberto Eco) y un artista (Eugenio Carmi), nacen estas tres historias sobre el respeto y la esperanza, escritas e ilustradas para los amantes de las fábulas.«Ahora ya sabían que en la Tierracomo en los demás planetas,para gustos están los colores,y lo importante es que nos entendamos.»«La bomba y el general»Los átomos encerrados en una bomba nuclear se rebelan ante el general que quiere desencadenar una guerra con el arsenal acumulado en su buhardilla.«Los tres cosmonautas»Tres cosmonautas, un estadounidense, un ruso y un chino, compiten entre sí por ser los mejores en su misión a Marte. No se entienden ni se gustan hasta que un marciano de seis manos les hace entrar en razón.«Los gnomos de Gnù»Un emperador presuntuoso envía a un explorador con la misión de civilizar a un pequeño planeta inocente y feliz.Un libro especial y bellísimo que es un homenaje a Umberto Eco, una joya única de su universo creativo, ilustrada por el artista Eugenio Carmi.
Dos jóvenes amantes ven su amor truncado por las vicisitudes de una noche de fuerte tormenta. Una caravana de coches de caballos no encuentra las marcas del camino en medio de una tormenta; en uno de los coches, va un viajero entumecido que relata, entre el sueño y la vigilia, los padecimientos de las inclemencias del tiempo. La víspera de Navidad, una tormenta obliga a un hombre y a una mujer a pasar la noche conversando frente a la estufa de una posada. Este volumen reúne tres relatos de los grandes maestros de la literatura rusa: Pushkin, Tólstoi y Chéjov. Todos ellos relatan la experiencia de una tormenta de nieve, tres tormentas que son son una y la misma, puesto que guardan un eco común en el alma de los respectivos protagonistas. La tormenta es una metáfora espléndida para asomarse a la intimidad rusa: la tormenta es la tormenta del alma rusa.
Net Dickstein, uno de los mejores agentes secretos israelíes, tiene una misión crucial: hacer desaparecer el barco que transporta el uranio que Egipto necesita para poseer la bomba atómica. Ciertamente una misión casi imposible, ya que egipcios y palestinos no están dispuestos a contemplar pasivamente cómo se esfuma su gran baza para inclinar a su favor el conflicto de Oriente Medio...
Si en los años setenta alguien pensaba que se había acabado el tiempo para la grandeza en la poesía, apareció Raúl Zurita y demostró desde su primer libro, Purgatorio, que no, que era tan cierto que todo estaba escrito como que todo estaba por escribirse. Y se embarcó en un largo y ambicioso proyecto que tomaría las más altas tradiciones literarias y bíblicas para entrecruzarlas con los infiernos y los amores de la devastada biografía del propio autor, así como con la convulsionada y luego lánguida historia del Chile del último medio siglo. La escritura de Zurita aspira a moverse con la misma fuerza que la naturaleza. Y, como diejra John Ashnery cuando lo leyó por primera vez, «la poesía que emerge es a ratos fría, abrasadora, ácidamente cruel y finalmente liberadora». Esta antología personal no sólo recoge lo mejor de esa producción única, sino que lo presenta con una arquitectura nueva, haciendo de este libro el gran legado de uno de los poetas vivos más deslumbrantes de la lengua castellana.
La Segunda Guerra Mundial ha terminado y Japón comienza a levantarse de entre sus cenizas. En los meses que van desde octubre de 1948 a junio de 1950, el tiempo que media entre el comienzo de las negociaciones para casar a una hija y el matrimonio, Ono, un anciano pintor, recuerda su vida y reflexiona sobre su carrera artística, en un intento por comprender una realidad cada día más ajena. «No sé de ningún colega que pintara su autorretrato con absoluta honestidad», declara Ono, y la pintura que va trazando de sí mismo y de su época es una versión susceptible de múltiples y contradictorias interpretaciones, una trama compleja de instantes perfectos y decisiones erróneas, de heroísmos y traiciones. Los triunfos del pasado de Ono quizá son ahora, como insinúan sus hijas, que esconden sus cuadros, aquello de lo que debería avergonzarse. Ono eligió abandonar las tradiciones pictóricas de sus maestros, los pintores del mundo flotante de los barrios de placer, donde las cosas más bellas se construyen en la noche y se desvanecen en la mañana, para dedicarse a loar un presente más heroico y menos fugaz. Y ahora, el imperio militar que pintó no es más que otro mundo flotante, desvanecido para siempre en la mañana del Japón «democrático» de la posguerra...