La quinta mujer: La placidez habitual de la ciudad sueca de Ystad se ve perturbada cuando, con cierto intervalo de tiempo, tres hombres aparecen salvajemente asesinados. Las víctimas, dedicadas a la ornitología, el cultivo de orquídeas y la poesía, llevaban una vida sosegada y tranquila, lo cual hace aún más incomprensible la brutalidad de que han sido objeto. Durante la investigación del caso, Kurt Wallander descubre que debe enfrentarse a un asesino de una temible inteligencia: el inspector ha encontrado, por fin, un adversario de su talla.
4enning Mankeh (Estocolmo, 1948), novelista y dramaturgo, vive en Suecia y en Mozambique, donde dirige el teatro Avenida de Maputo. Autor de thrillers como El retorno del profesor de baile, El cerebro de Kennedy y, el más reciente, El chino, Mankell es conocido en todo el mundo por su serie de novelas policiacas protagonizadas por el inspector de policía Kurt Wallander, de la que La quinta mujer es el sexto título y una de las entregas más trepidantes.
En estas cinco cartas que dirige a sus lectores, Ernesto Sabato ahonda en su análisis de nuestra realidad -empezado con Antes del fin- y aboga por un nuevo humanismo, con «la convicción de que únicamente los valores del espíritu nos pueden salvar de este terremoto que amenaza la condición humana». Los progresos de la ciencia y la técnica han convertido al hombre en un simple engranaje de una máquina de producir y consumir. Esta dramática preocupación por lo económico, la idolatría por la técnica y la explotación del hombre nos han llevado a la masificación, a la globalización, a la clonación, al miedo. Es la crisis de toda una concepción del mundo y de la vida. Pero se vislumbran nuevas esperanzas, otras maneras de mirar el entorno, en el arte, en la resistencia de algunos a la uniformización, en los deseos expresados, que nos hacen tomar conciencia de que se puede resistir al poder de la robotización. Y crear nuevos valores humanos, recuperando los afectos, el gozo, el diálogo, la imaginación, la belleza, la fe en nuestro destino. Como en otras épocas de crisis, salvaremos el abismo e inventaremos un nuevo humanismo.
El presidente Lorenzo Terán, un hombre bueno pero abúlico. Su intrigante jefe de Gabinete, Tácito de la Canal. Su calculador secretario de Gobernación, Bernal Herrera. Mondragón von Bertrab, el severo secretario de Defensa, portavoz de un terrible secreto. El jefe de la policía, Cícero Arruza, que no tiene enemigos porque los ha matado a todos. Y dominándolo todo, María del Rosario Galván, operadora política y sexual suprema que un día le dice a su joven amante, Nicolás Valdivia: «Tú serás presidente de México».
La transformación, o metamorfosis, de Gregor Samsa en un bicho monstruoso, similar a un enorme escarabajo, es uno de los hitos de la literatura universal. El mundo de Kafka es, en verdad, un universo indecible donde el hombre se da el lujo torturante de pescar en una bañera, sabiendo que no saldrá nada.
Una narración que funde de manera magistral las pesquisas del detective Mario Conde en una Habana que se derrumba con un deslumbrante viaje en el tiempo y en la historia.
A un Mario Conde a punto de cumplir sesenta años, y que se siente más en crisis y más escéptico que de costumbre con su país, le llega de manera inesperada un encargo de un antiguo amigo del instituto, Bobby, que le pide ayuda para recuperar la estatua de una virgen negra que le han robado. Conde descubre que esa pieza es mucho más valiosa de lo que le han dicho, y su amigo tiene que confesarle que proviene de su abuelo español, que, huyendo de la Guerra Civil, la trajo de una ermita del Pirineo catalán. En los bajos fondos de La Habana, Conde da con un sospechoso al que acaban matando. Con el asesinato de otro cómplice, Conde descubre una inesperada trama de galeristas y coleccionistas extranjeros interesados en la talla medieval, y se tropieza inevitablemente con la policía de homicidios de La Habana. Pero, en capítulos intercalados, La transparencia del tiempo también cuenta la epopeya a lo largo de los siglos de la estatua, una virgen negra traída de la última cruzada a una ermita del Pirineo por un tal Antoni Barral, y será otro Antoni Barral quien la salve y se vea obligado a embarcar como polizón rumbo a La Habana.