En esta obra rigurosamente filosófica, Byung Chul Han reflexiona, tomando como referencia a Kant, Heidegger, Lévinas y Canetti, entre otros, sobre la re-acción a la muerte para indagar en la compleja tensión entre este concepto con los de poder, identidad y transformación.
Concebimos nuestra propia muerte como la extinción sin residuos del yo personal, y por tanto como la imposición absoluta de lo totalmente heterogéneo. Ante esta perspectiva, la inminencia de la muerte puede despertar un amor heroico, en el que el yo deja paso al otro y así se promete una supervivencia. De este modo, en torno a la muerte surgen complejas líneas de tensión que se entrecruzan entre el yo y el otro.
Muerte y alteridad se inspira en la fenomenología y la literatura contemporánea para contraponer las reacciones de o bien el énfasis del yo o bien el amor heroico a la hora de encarar la muerte. Asimismo, muestra otra manera de «ser para la muerte» en un modo de tomar conciencia de la mortalidad que conduce a la serenidad. De esta manera, se tematiza una experiencia de la finitud con la que se aguza una sensibilidad especial para lo que no es el yo: la afabilidad.
¿Qué significa ser madre? ¿Qué significa pensar el cuerpo como materia viva que, en el parto, se abre y se desgarra? Devolviendo el concepto de 'vida' a su dimensión visceral, Adriana Cavarero desafía la indiferencia de la filosofía hacia el cuerpo materno y explora sus lados oscuros y perturbadores, marginados por una tradición que favorece representaciones idílicas y luminosas. Para ello, recurre a la literatura analizando la maternidad en libros de autoras como Annie Ernaux, Elena Ferrante o Clarice Lispector, además de al pensamiento filosófico y a la tradición trágica griega, con incursiones en la antropología, la biología y la teoría crítica feminista. Cavarero, pues, se centra en la parte carnal de la experiencia maternal, en la que el cuerpo femenino se hace cómplice del proceso procreativo de la naturaleza, permitiéndole regenerarse cada vez. El origen de la vida está precisamente en el cuerpo de la mujer que se desgarra para generarnos.
Cuando muchas filosofías habían concluido que el pensamiento husserliano ya estaba agotado, obras como la presente suponen un renovado impulso en los estudios de fenomenología trascendental. A lo largo de estas páginas, el autor sistematiza de manera original y con inusitada claridad las principales cuestiones de la fenomenología husserliana y revela una nueva dimensión de la experiencia trascendental: la generación constitucional e histórica del mundo de la vida. Con su investigación trata asimismo de explicitar los límites de la fenomenología genética mediante la formulación de una fenomenología generativa. El análisis de fenómenos como el mundo familiar y el mundo ajeno, o como la normalidad y la anormalidad, abre un fructífero camino metodológico para la fenomenología del mundo social y la filosofía contemporánea.
¿Cómo describir el mundo en que vivimos? Žižek lo resuelve con pragmatismo: habla de un mundo loco, en el que las ideologías perdieron relevancia. A partir de tres ejes fundamentales: guerra, cine y sexo, todos los textos de este libro se hilvanan para (intentar) explicar un mundo en crisis.Lo que vemos últimamente es algo que solo podemos llamar tecnopopulismo: un movimiento político con una clara apelación populista (trabajar para el pueblo, para sus “intereses reales”, ni de izquierda ni de derecha) que promete ocuparse de todos mediante una política racional y de expertos; un enfoque pragmático que no moviliza pasiones bajas ni recurre a eslóganes demagógicos. La vergonzosa paradoja que nos vemos obligados a aceptar es que, desde un punto de vista moral, el modo más cómodo de mantener una posición de superioridad es vivir en un régimen moderadamente autoritario.
Esta obra se centra en la vocación y faceta periodística de Ortega mediante las múltiples colaboraciones que llevó a cabo con rotativos como El Imparcial o la creación de la Revista de Occidente. El balance final evidencia que, en la circunstancia orteguiana, el periodismo fue determinante tanto en la forma como en el fondo de su filosofía.
Pocos clásicos están tan vivos, tienen tanto que decirnos, como Michel de Montaigne, autor de los 'Ensayos'. De su mano, este libro intenta dar respuesta a una pregunta que a todos nos concierne: ¿cómo vivir, felizmente, una vida humana? A veces los clásicos se vuelven meros monumentos, fríos y distantes tras su fama y prestigio. Nada más lejos de los 'Ensayos', que aún hoy dialogan con el lector que se adentra en sus páginas. Si en ellos Montaigne se propuso la audaz empresa de pintarse a sí mismo, de conocerse a fondo y darse a conocer a los demás, de descubrirse, al hacerlo descubrió al hombre entero: saliendo en busca de sí mismo, Montaigne nos encontró a todos.