Damos por hecho que las borrascas nos deprimen, que existe la astenia primaveral, que los vientos nos enloquecen y que la luna afecta al ciclo menstrual de las mujeres. Pero, ¿qué hay de cierto en ello? Y más importante aún, que otros aspectos ambientales o cambios meteorológicos pueden afectar a nuestra salud física y mental.
Cuando Mar Gómez, física y meteoróloga, se mudó al suroeste de Madrid, percibió cómo su cuerpo respondía al tiempo más seco y a los vientos racheados del lugar. Empujada por su curiosidad científica, se sumergió en el estudio de la meteorosensibilidad, una disciplina poco conocida pero que tiene respuestas fascinantes para entender qué efectos tiene los cambios atmosféricos en nuestro cuerpo. Y más importante aún, cómo el cambio climático que sufre el planeta nos acabarán afectando a todos.
La humanidad ha mirado al cielo desde tiempos inmemoriales para intentar descifrarlo y, a la vez, intentar descifrarnos. Pero la ciencia no ha sido nuestra única herramienta: artistas de todas las épocas y de todas las disciplinas han tratado de capturar la inmensidad del cosmos en sus obras, reflejando tanto nuestra comprensión e interpretación como las emociones que nos provoca.
De la mano de la astrofísica y divulgadora Montserrat Villar Martín recorreremos siglos de historia a través de pinturas, grabados y esculturas, entre otras manifestaciones artísticas, que han dado forma a nuestra percepción del cosmos. Y, explorando temas como las constelaciones y los mitos que poblaron la bóveda celeste, el temor a los cometas como mensajeros de la muerte, la astrología como deseo de leer nuestro destino en las estrellas y la eterna pregunta sobre la existencia de vida en otros mundos, así como su representación en las obras de Vermeer, Dante y Voltaire entre muchos otros artistas y pensadores, la autora nos descubre cómo la astronomía ha influido en nuestra cultura y nuestro pensamiento.
Durante miles de años los seres humanos nos hemos hecho esta pregunta. Ahora, por primera vez, contamos con la tecnología necesaria para investigarlo. Pero, aunque pudiéramos pensar que existe una respuesta contundente ?sí o no?, en cuanto intentamos buscar vida en otras partes, nos damos cuenta de que la cuestión no es tan sencilla. ¿Qué es la vida, en realidad? ¿Cómo encontrarla cuando se trata de distancias siderales? Y ¿dónde somos nosotros los extraterrestres?
Publicada en 1848, Nanna o el alma de las plantas –titulada así en honor a la diosa de las flores en la mitología nórdica– fue el resultado de un arrebato visionario. Un día, a comienzos del otoño de 1843, Gustav Theodor Fechner percibió en el jardín de su casa un fulgor que emanaba del interior de las flores y tuvo la sensación de que entraba en contacto con la «consciencia» de todas las plantas que lo rodeaban. ¿De dónde podía provenir aquella misteriosa luz? Fechner lo atribuyó al «alma» de las plantas, que también puede concebirse como una mente o, en un sentido más amplio, sorteando cualquier lectura antropocéntrica, como una especie de alma vegetal. Las plantas tienen entonces su propia alma, y Fechner se pregunta por nuestra capacidad para prestar atención a las «suaves voces de las flores». Y así se presenta ante nosotros como un intérprete de inspiración panpsiquista del mundo vegetal que nos invita a imaginar la planta como «un gran tímpano golpeado por el viento», algo a lo que otorgan valor científico las actuales investigaciones en fitoacústica. Pero, además, el hecho de que las plantas se conviertan en «las cuerdas de una gran arpa del alma tocada por el viento» tiene hoy en día una sorprendente traducción científica, dado que ahora sabemos que una flor puede percibir el zumbido de un polinizador que se aproxima e incrementar el néctar ofrecido a tan útil visitante; o que las plantas son capaces de activar defensas químicas al detectar el sonido de una oruga al acecho. En suma, la planta es sensible a multitud de vibraciones y transforma ciertos sonidos en respuestas adaptativas.
Basándose en su experiencia como una de las investigadoras más destacadas de la actualidad en este campo, Contera describe las apasionantes formas en que la nanotecnología permite comprender, interactuar y manipular la biología. Un avance histórico que está revolucionando la medicina de formas que tendrán profundos efectos en nuestras vidas. Desde máquinas a nanoescala que pueden dirigirse a células cancerosas y administrar fármacos con mayor eficacia, hasta nanoantibióticos que combaten bacterias resistentes, pasando por la ingeniería de tejidos y órganos para trasplantes o la investigación en farmacología.
El futuro traerá consigo la fusión de la nanotecnología con la biología, la física, la medicina y campos de vanguardia como la robótica y la inteligencia artificial, lo que nos conducirá a una nueva «era transmaterial». Mientras contemplamos el poder, las ventajas y los riesgos de este avance, Contera nos invita a reflexionar sobre las oportunidades que emergen de los laboratorios para utilizar la tecnología con el fin de crear un futuro más justo y humano.
La neurociencia vive hoy inmersa en una revolución con fuertes implicaciones clínicas, sociales y personales. El redescubrimiento de la influencia de los órganos del cuerpo sobre el cerebro nos traslada a una visión integral de la percepción.
En este libro, la autora nos acompaña en un viaje a través del cuerpo para descubrir su impacto sobre las neuronas. Este recorrido nos lleva a reconocer que la memoria, la atención, el estado de ánimo o las emociones dependen de cuestiones como la postura corporal y los gestos faciales, la microbiota intestinal y el estómago, así como el complejo patrón de latidos cardíacos y la manera como respiramos. Las evidencias científicas más novedosas y rigurosas se entrelazan en esta obra con la historia de la medicina en Oriente y Occidente. Acercarse al cuerpo para conocer nuestra psicología.