Un viaje por las constelaciones para conocer los progresos de los grandes astrónomos del pasado, las interpretaciones más o menos fantasiosas de los fenómenos celestes y el avance del conocimiento del universo a través de quienes convirtieron su estudio en su razón de vivir.
Revela la fusión excepcional que se produjo en muchos casos entre el arte y el conocimiento científico plasmada en mapas que son verdaderas obras maestras del ingenio y que, todavía hoy, siglos después de su confección, consiguen transmitir el extraordinario mensaje para el que fueron concebidos.
Acompañado de espléndidas imágenes de los mapas celestes más celebrados, más raros y más fascinantes que se han creado desde el siglo xvi hasta el xix.
¿Cómo afectan las emociones a tu toma de decisiones básicas? ¿Por qué ciertos olores provocan recuerdos olvidados hace mucho tiempo y qué nos hace repentinamente conscientes de nosotros mismos? El libro explica lo que las ciencias tienen que decir sobre la planificación y la acción, el lenguaje, la memoria, la atención, las emociones y la visión. Traza el desarrollo histórico de las ideas sobre el cerebro y su función desde la antigüedad hasta la era de la neuroimagen.
Mentes geniales es una contribución fundamental desde la neurociencia al debate sobre qué es el genio creativo, cómo funciona su mente (que es la nuestra) y qué relación existe entre su obra y sus alteraciones neurológicas, que termina preguntándose si dicho genio será suplantado algún día por las inteligencias artificiales.
Damos por hecho que las borrascas nos deprimen, que existe la astenia primaveral, que los vientos nos enloquecen y que la luna afecta al ciclo menstrual de las mujeres. Pero, ¿qué hay de cierto en ello? Y más importante aún, que otros aspectos ambientales o cambios meteorológicos pueden afectar a nuestra salud física y mental.
Cuando Mar Gómez, física y meteoróloga, se mudó al suroeste de Madrid, percibió cómo su cuerpo respondía al tiempo más seco y a los vientos racheados del lugar. Empujada por su curiosidad científica, se sumergió en el estudio de la meteorosensibilidad, una disciplina poco conocida pero que tiene respuestas fascinantes para entender qué efectos tiene los cambios atmosféricos en nuestro cuerpo. Y más importante aún, cómo el cambio climático que sufre el planeta nos acabarán afectando a todos.
Durante miles de años los seres humanos nos hemos hecho esta pregunta. Ahora, por primera vez, contamos con la tecnología necesaria para investigarlo. Pero, aunque pudiéramos pensar que existe una respuesta contundente ?sí o no?, en cuanto intentamos buscar vida en otras partes, nos damos cuenta de que la cuestión no es tan sencilla. ¿Qué es la vida, en realidad? ¿Cómo encontrarla cuando se trata de distancias siderales? Y ¿dónde somos nosotros los extraterrestres?
Publicada en 1848, Nanna o el alma de las plantas –titulada así en honor a la diosa de las flores en la mitología nórdica– fue el resultado de un arrebato visionario. Un día, a comienzos del otoño de 1843, Gustav Theodor Fechner percibió en el jardín de su casa un fulgor que emanaba del interior de las flores y tuvo la sensación de que entraba en contacto con la «consciencia» de todas las plantas que lo rodeaban. ¿De dónde podía provenir aquella misteriosa luz? Fechner lo atribuyó al «alma» de las plantas, que también puede concebirse como una mente o, en un sentido más amplio, sorteando cualquier lectura antropocéntrica, como una especie de alma vegetal. Las plantas tienen entonces su propia alma, y Fechner se pregunta por nuestra capacidad para prestar atención a las «suaves voces de las flores». Y así se presenta ante nosotros como un intérprete de inspiración panpsiquista del mundo vegetal que nos invita a imaginar la planta como «un gran tímpano golpeado por el viento», algo a lo que otorgan valor científico las actuales investigaciones en fitoacústica. Pero, además, el hecho de que las plantas se conviertan en «las cuerdas de una gran arpa del alma tocada por el viento» tiene hoy en día una sorprendente traducción científica, dado que ahora sabemos que una flor puede percibir el zumbido de un polinizador que se aproxima e incrementar el néctar ofrecido a tan útil visitante; o que las plantas son capaces de activar defensas químicas al detectar el sonido de una oruga al acecho. En suma, la planta es sensible a multitud de vibraciones y transforma ciertos sonidos en respuestas adaptativas.