Con este volumen III se concluye la presente Política de la Liberación. En el volumen I (2007) se trata el tema desde una historia mundial no eurocéntrica de la política. En el volumen II (2009) nos hemos ocupado de lo que ahora llamaremos la primera constelación de todo sistema político y de los tres niveles que la constituyen (las prácticas políticas, las instituciones mínimas y necesarias y los principios), donde se describen las categorías mínimas y necesarias, que son las que componen la totalidad vigente de la que se parte siempre en el tratamiento sistemático de la política. Esta debe considerarse, aunque no se explicita en el volumen II, la Primera Parte o constelación.
Vivimos en una época de incertidumbre. En sociedades anteriores a la nuestra, los seres humanos han vivido con un futuro tal vez más sombrío, pero la estabilidad de sus condiciones vitales –por muy negativas que fueran– les permitía pensar que el porvenir no les iba a deparar demasiadas sorpresas. Podían pasar hambre y sufrir la opresión, pero no estaban perplejos. La perplejidad es una situación propia de sociedades en las que el horizonte de lo posible se ha abierto tanto que nuestros cálculos acerca del futuro son especialmente inciertos.
El siglo XXI se estrenó con la convulsión de la crisis económica, que produjo oleadas de indignación pero no ocasionó una especial perplejidad; contribuyó incluso a reafirmar nuestras principales orientaciones: quiénes eran los malvados y quiénes éramos los buenos, por ejemplo. El mundo se volvió a categorizar con nitidez entre perdedores y ganadores, entre la gente y la casta, entre quién manda y quién padece a los que mandan, al tiempo que las responsabilidades eran asignadas con relativa seguridad. Pero el actual paisaje político se ha llenado de una decepción generalizada que ya no se refiere a algo concreto sino a una situación en general. Y ya sabemos que cuando el malestar se vuelve difuso provoca perplejidad. Nos irrita un estado de cosas que no puede contar con nuestra aprobación, pero todavía más no saber cómo identificar ese malestar, a quién hacerle culpable de ello y a quién confiar el cambio de dicha situación.
Médica, madre, mujer. Tres palabras que no solo eran un eslogan de campaña electoral, sino que definían a la persona que encarnaba la candidatura de Más Madrid a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Mónica García, anestesista del hospital público 12 de Octubre, fue arrastrada por las mareas que siguieron al 15M y entró en política, como tantos ciudadanos de a pie en aquel ciclo histórico.
En este libro, Mónica García cuenta en primera persona el largo camino que la llevó del quirófano a la Asamblea de Madrid; desde las reuniones familiares en las que se debatía sobre política hasta el resultado histórico en las elecciones que la convirtieron en líder de la oposición, pasando por grandes manifestaciones en defensa de la Sanidad Pública, campeonatos de atletismo o su experiencia de la maternidad. Y lo hace sin anestesia, sin enmascarar emociones tan dolorosas como las que aún le provoca el recuerdo de los pasillos de los hospitales colapsados, en los que afloraba la desesperación durante los peores momentos de la pandemia.
Un testimonio honesto, no exento de ironía y humor, en el que ajusta cuentas con aquellos que fueron negligentes, al tiempo que reflexiona sobre la banalización de la política o la degradación del debate en una realidad que algunos tratan de convertir en un lugar cada vez más individualista y competitivo. Política sin anestesia es el relato vehemente y apasionado de una mujer dispuesta a poner alma, corazón y cerebro en la lucha por un mundo más solidario, más compasivo, más justo. Mejor.
¿Qué relación guarda la política con la ficción? ¿Por qué decidimos creer en ciertas ideas políticas en lugar de en otras? ¿Cómo influye la ideología en nuestra forma de imaginar el futuro individual y colectivo?
Jorge Lago y Pablo Bustinduy abordan estas preguntas a partir de un diagnóstico histórico: vivimos un tiempo de crisis profunda de las ficciones políticas tradicionales. El ciclo ideológico posterior a la crisis financiera ha dado lugar a una sensación general de agotamiento que, con el auge global de la extrema derecha, el cataclismo de la pandemia, la crisis climática y la guerra de Ucrania, amenaza con teñir de pesimismo cualquier idea de futuro.
Hoy, mientras se expanden los relatos complotistas, catastrofistas y etnicistas, cuesta pensar nuevas formas de emancipación o de futuro compartido distintas de la defensa de una idea mínima de bienestar o de la mera supervivencia del planeta. Este libro se plantea por qué hemos llegado a esta encrucijada, invitándonos a producir nuevas ficciones que den forma a horizontes políticos diferentes.
Recibimos más información que nunca, y, sin embargo, también está más condicionada que nunca, pues la constitución de un oligopolio mediático hace que dicha información tenga un claro sesgo que sirve a los intereses de sus dueños. Y este hecho se ve reflejado con particular crudeza en el ámbito de la política y la geopolítica, donde la visión global de un mundo dividido entre «buenos» (neoliberales) y «malos» (todos los demás) es continuamente martilleada por televisiones, radios y cabeceras periodísticas. De ahí que, para entender bien nuestro mundo (y tratar de cambiarlo, ahora que aún estamos a tiempo), sea necesario casi partir de cero.
Tal es el objeto de este libro. Dirigido a un público joven de 18 a 90 años, en sus páginas se desgranan los conceptos, las teorías y los protagonistas que han dado y dan forma al contexto sociopolítico que nos rodea. Un texto ameno e irónico que, sin perder el rigor, se dirige a todos los «escépticos, sumisos e inadaptados» que no comulgan con lo que dicta el establishment ni con las supuestas «verdades» sobre las que se cimenta la «triste» realidad. Y no sólo a los que ya son conscientes de ello, sino a los que aún no lo saben.
¿Cómo salvar la brecha aparentemente infranqueable entre la ciencia (responsable de entender la naturaleza) y la política (responsable de regular la vida social)? Desde hace tiempo, la ecología política pretende dar respuesta a este enorme desafío, cuyas consecuencias ponen en peligro la base de la democracia. Pero tropieza con dificultades para renovar la vida pública...
La naturaleza siempre ha constituido una de las dos mitades de la vida pública; la otra mitad forma lo que llamamos política, es decir, el juego de intereses y pasiones. Por un lado lo que nos une, la naturaleza, por otro lo que nos divide, la política. Y por eso es erróneo afirmar que la preocupación por la naturaleza es el sello distintivo de la ecología política: porque las controversias científicas que suscita y la incertidumbre sobre los valores que provoca, nos obliga a abandonar la naturaleza como modo de organización pública.
Para Bruno Latour, la solución reside en una profunda redefinición tanto de la actividad científica (que debe reintegrarse en el juego normal de la sociedad) como de la actividad política (entendida como elaboración progresiva de un mundo común). En este libro, Latour explora las condiciones y limitaciones de esta reformulación, lanzando un nuevo enfoque para el mantenimiento de un mundo más habitable.