Nunca me gustaron los hombres más jóvenes que yo, hasta que él apareció y mi vida se llenó con los colores de su mirada y con todo lo que me hacía sentir cuando estaba a su lado. Sin embargo, lo que yo creía que iba a ser un «para siempre» terminó siendo un «adiós» rotundo, sin explicaciones ni contemplaciones.
¿Por qué? No lo sé. Podría decirte que yo era de las que pensaban que es necesario saber por qué te dejan, pero cuando te hacen tanto daño, el «motivo» es lo de menos y lo único realmente importante es lo que te duele, tus lágrimas y lo perdida que te sientes.
Ahora tengo que reconstruir mi vida desde cero, he de buscar otros colores y emplear otros trazos, y sé que no va a ser fácil. Una vez dije que lo evidente y lo sencillo era para todos, y lo difícil y lo arriesgado, para mí. Ha llegado el momento de demostrarlo, aunque ahora esté llorando... Voy a coger aire, a superarlo y a seguir.
Me llamo María Eugenia de la Rúa, voy a ser la diseñadora de Dior y esta es mi historia.
Una fascinante narración sobre el poder de las palabras, por la autora de Como agua para chocolate.
A través de la mirada de su hija Lluvia, conocemos la vida de Júbilo, quien se encuentra en su lecho de muerte y sin pronunciar una sola palabra. Antes, durante su infancia, que transcurre en los primeros años después de la revolución, se convierte en intérprete entre su madre y su abuela, una española y otra maya, que mantienen una distancia que parece insalvable, tanto en lo cultural como en lo personal. Desde entonces, descubre el inmenso poder de comunicarse y, guiado por esta inclinación de traducir y descifrar los sentimientos de los otros, llega a ser telegrafista.
Recorremos la vida del protagonista, a través de su amor con Lucha, sus alegrías y los episodios que muestran su carácter bondadoso, así como sus experiencias adversas, sus sueños rotos y una conflictiva relación con don Pedro, todo lo cual le mostrará que el peso de los sentimientos y el deseo son las fuerzas determinantes de la vida.
«Tenemos que hablar», le dice Lola a su marido durante el desayuno. Él le responde que lo harán por la noche, cuando acabe su jornada en el taxi. Sandino es un hombre melancólico, que duda en regresar a casa porque teme que Lola, harta de sus infidelidades, lo deje. No está muy seguro de si desea que eso suceda, como tampoco sabe si le gusta ser taxista, si es capaz de querer a alguien o si todo consiste en seguir rodando y chocando, como una bola en una mesa de billar llamada Barcelona.
Durante siete días y sus seis noches, Sandino recorre las calles y los barrios como un muñeco roto que huye de sí mismo, un depredador que deambula sin rumbo fijo, de sitio a sitio, a criterio siempre del cliente, del tedio o de la ocasión de cauterizar la herida de la forma más carnal.
Noah y su hermana gemela Jude son inseparables. El solitario Noah dibuja sin parar, y se ha enamorado en secreto de su enigmático vecino. La atrevida Jude salta desde altísimos acantilados, lleva pintalabios rojo y habla por los codos.
Pero, con 16 años, los hermanos ya no se hablan. Algo les ha ocurrido. Algo ha pasado entre ellos que los ha removido de forma diferente# Hasta que Jude conoce a un chico guapo, frágil y arrogante... y a alguien más, una nueva fuerza en su vida todavía más impredecible y ligada a su pasado de forma inevitable.
Los primeros años de esta historia los cuenta Noah; los últimos, Jude. Lo que ninguno comprende es que solo conocen la mitad de la historia y que, si pudieran compartirla, tendrían una oportunidad real de regalarse el mundo de nuevo.
¿Con quién te gustaría estar si supieras que mañana se acaba el mundo?
Violet y Levi se conocen desde niños.
Él sueña con crear un hogar.
Ella, con escapar del suyo.
Son mejores amigos, siempre están el uno para el otro y, cuando empiezan a crecer, se dan cuenta de que sus sentimientos también lo hacen.
Intensos. Imparables. Únicos.
Pero Levi desea echar raíces entre montañas mientras que Violet quiere volar muy alto y comerse el mundo.
Es posible que no existan dos personas más incompatibles que encajen mejor.
Una cabaña abandonada, una colección de figuras de madera y un amor de los que marcan toda una vida.
El de Levi, el chico que hacía muchas preguntas, y el de Vi, la chica que tenía todas las respuestas.
Obstinada, rebelde, irreverente, incontrolable. Esos eran algunos de los adjetivos con los que, Andrew Greenwood, el estricto y comedido conde de Hardwick definía a Marian Miller, o «Demonio Miller», como solían llamarla.
Andrew había tenido que asumir la responsabilidad de su título y su familia demasiado pronto y no permitiría que nada ni nadie se interpusiera en su camino hacia la rectitud. Ni siquiera los sentimientos irrefrenables que esa muchacha indisciplinada le provocaba.
Marian sabía lo que significaba perder todo lo que amaba siendo una niña y lo único que ansiaba era librarse del yugo de su avaricioso tutor, asumiendo que valerse por sí misma era la única manera de estar a salvo del dolor que provocaba la pérdida.
Pero todo se complica cuando Andrew y Marian descubren que el amor y la atracción que los une son casi tan potentes como la animadversión que los separa.