París, octubre de 1942. Un hombre y una mujer se conocen durante la ocupación de la ciudad. Ella es belga; él, judío. Se casan y tienen dos hijos, uno de los cuales es Patrick Modiano. Durante veinte años viven juntos, pero llevan vidas paralelas. A su alrededor, un mundo extravagante, lleno de personajes que aparecen y desaparecen y que ocupan las habitaciones del apartamento: hombres de negocios cuyas tareas son siempre indefinidas y misteriosas, cínicos aprovechados y estetas de pacotilla, actores mediocres y actrices de tres al cuarto, directores ya consagrados y amantes de personajes famosos, alcahuetes y aristócratas decadentes de dudosa sexualidad. Todos tratan de huir de la guerra y las deportaciones, y de arreglárselas como pueden en la difícil posguerra.
En estas páginas aparece un universo de rostros que Modiano intenta rescatar de las profundidades de la memoria para trazar un pedigrí imposible e indefinido. Pero también un cuadro de una época extraña en la que se presiente el desastre, y en la que los hombres parecen habitar la ciudad como si de una estación de trenes se tratara. Por primera vez, Modiano narra su infancia y su juventud en primera persona. Un texto autobiográfico clave para entender la obra de este autor extraordinario.
Todo pasó en los noventa: no solo se acabó el petróleo, sino que de los pozos agotados -y al mismo tiempo de las grandes concentraciones de basura en los océanos- creció la maraña, una forma de vida nueva, capaz de digerir el plástico y tóxica para los seres humanos. Esta gran pandemia casi destruyó la civilización, peor, a medida que avanzó el siglo XXI, la humanidad aprendió a sobrevivir en un mundo ya no globalizado. Un mundo de provincias por el que Federico Stahl, antiguo virtuoso adolescente del piano, se pasea en una gira musical que lo llevará por pueblos oníricos e inquietantes, personajes singulares (como un anciano imitador de Michael Jackson y una estrella enana del porno argentino), carreteras en ruinas dentro de la jungla de maraña y secretos de futuros más extraños aun, que acechan en la espesura, entre piratas postapocalípticos, juguetes perdidos y viejas variaciones para piano.
Un libro en el que se entrecruzan el arte, la literatura y la vida: la confirmación del inmenso talento de María Gainza.
Una noche, durante su estancia bonaerense para el rodaje de su película Tetro, Francis Ford Coppola le dijo a María Gainza: «El artista viene al mundo con un carcaj que contiene un número limitado de flechas doradas. Puede lanzar todas sus flechas de joven, o lanzarlas de adulto, o incluso ya de viejo. También puede ir lanzándolas de a poco, espaciadas a lo largo de los años. Eso sería lo ideal, pero ya sabés que lo ideal es enemigo de lo bueno».
Además de Coppola, en Un puñado de flechas asoman una acuarela de Cézanne sustraída de un museo de Buenos Aires, la casa de un coleccionista, un paseo por el Walden Pond de Thoreau, las enigmáticas pinturas de Bodhi Wind en piscinas californianas que aparecían en la no menos enigmática Tres mujeres de Robert Altman, los óleos del pintor catalán Nicolás Rubió en los que evocaba el pueblo francés donde pasó la guerra civil española, la vida cosmopolita y la memoria de la escultora María Simón, las andanzas del pintor Francis Hopkinson y su asistente Moon en México y un cuadro maldito de Tiziano oculto en Tzintzuntzan…
John Rebus ha estado en infinidad de ocasiones en un tribunal, pero esta es la primera vez que se sienta en el banquillo de los acusados. Acostumbrado desde hace décadas a saltarse las reglas para hacer cumplir la ley, ahora puede que haya ido demasiado lejos. Pero ¿cómo ha llegado a esta situación?
Antes de que todo esto estallara, la inspectora Siobhan Clarke se encontraba inmersa en un inquietante caso en torno a un turbio policía, que aseguraba tener información comprometedora relacionada con la comisaría en la que trabaja, famosa por su corrupción. Durante la investigación, el nombre de John Rebus sale a relucir más veces de lo deseable y Clarke tendrá que decidir hasta qué punto le debe lealtad a su gran amigo Rebus.
En Salerno, los días pasan pero no son iguales para Éléonore. Entre sus hogares y sus gemelos adolescentes, no tiene tiempo para eso que llaman la dolce vita. Sobre todo porque Éléonore no consigue olvidar a Marco, de quien acaba de separarse. Mientras observa a los demás, al menos su mente está ocupada, pero al adentrarse en las intimidades de sus clientes, se da cuenta de que las apariencias engañan, y su bien engrasada rutina podría poner su vida patas arriba...
¿Se hará realidad el sueño de su vida?
¿Y si el azar estuviera a punto de barajar todas las cartas?
Los miembros de la familia Delaney se quieren con locura...
es solo que a veces se asesinarían.
Para todos los que los conocen, los Delaney son una familia envidiable. Incluso después de todos estos años, los padres, Stan y Joy, siguen teniendo una química evidente y continúan arrasando en las pistas de tenis. Y ahora que han vendido su exitosa academia tienen todo el tiempo del mundo para relajarse y disfrutar de la vida. Sus cuatro hijos nunca llegaron a triunfar en el deporte, aunque han acabado teniendo éxito a su manera y la posibilidad de que empiecen a aparecer nietos en el horizonte llena a todos de felicidad.
Pero ahora Joy Delaney ha desaparecido y la policía está interrogando a Stan. Para tratarse de alguien que afirma ser inocente, parece tener mucho que ocultar. Y sus hijos han comenzado a contemplar el matrimonio de sus padres y su historia familiar con nuevos, y aterrorizados, ojos. Dos de ellos creen que Stan es inocente, los otros dos… no están tan seguros. Y cuando los dos bandos se enfrenten en el más importante partido de sus vidas, todos los secretos de los Delaney van a salir a la luz.