Wilde tena la capacidad de meterse dentro del alma de las pe rsonas, tena el don de .leer. las razones de los comportamie ntos humanos. Sus personajes, ya sean reales, animados o fan tasmales, estn cargados de .verdad., de la esencia de lo que estamos formados cada uno de nosotros mismos. Leyendo sus h istorias, pues, tenemos la oportunidad de conocernos un poqu ito ms, de averiguar por qu somos como somos, por qu reaccio namos como lo hacemos. Leer a Wilde es aprender.
Aprender a vivir, a travs de los ojos de alguien que vivi co n intensidad y que luch a lo largo de su vida por encontrar el sentido final de todo. Escrib cuando no conoca la vida. A hora que entiendo su significado, ya no tengo que escribir.
La vida no puede escribirse; slo puede vivirse, coment en su s ltimos tiempos. El humor y la elegancia de la prosa de Wil de se puede ver reflejada en esta seleccin de excepcionales relatos cortos.
Una fascinante combinación de cyberpunk, novela negra, relato fantástico y reflexión moral a un ritmo trepidante en un mundo de desolación, ternura e identidades ambiguas.
Dos historias paralelas se desarrollan en escenarios de nombre evocador: una transcurre en el llamado «fin del mundo», una misteriosa ciudad amurallada; la otra, en un Tokio de un futuro quizá no muy lejano, un frío y despiadado país de las maravillas. En la primera, el narrador y protagonista, anónimo, se ve privado de su sombra, poco a poco también de sus recuerdos, e impelido a leer sueños entre unos habitantes de extrañas carencias anímicas y unicornios cuyo pelaje se torna dorado en invierno. En la segunda historia, el protagonista es un informático de gustos refinados que trabaja en una turbia institución gubernamental, enfrentada a otra organización no menos siniestra en una guerra por el control de la información; sus servicios son requeridos por un inquietante científico que juguetea con la manipulación de la conciencia y de la mente y vive aislado en la red de alcantarillado, una red poblada por los tinieblos, tenebrosas criaturas carnívoras.
El hombre que amaba a 1os perros: Iván, aspirante a escritor y ahora responsable de un paupérrimo gabinete de veterinaria de La Habana, recuerda sus encuentros con un solitario personaje que solía pasear por la playa en compañía de dos galgos. Gracias a las confidencias de ese hombre, Iván puede reconstruir las trayectorias vitales de León Trotski y de su célebre asesino, Ramón Mercader, y de cómo se convirtieron en víctima y verdugo de uno de los crímenes más reveladores de la historia.
Leonardo Padura (La Habana, 1955) ha publicado ensayos, cuentos y novelas. Es conocido sobre todo por la serie de novelas policiacas protagonizadas por el detective Mario Conde, merecedoras de premios como el Café Gijón 1995, el Premio de las Islas 2000 y el Premio Hammett 2005. Finalista del Premio Libro del Año 2009 de los libreros madrileños, y traducida a varias lenguas, El hombre que amaba a los perros es una apasionante novela sobre dos personajes muy singulares y, al mismo tiempo, una inquietante indagación histórica en las razones por las que se pervirtió la gran utopía del siglo xx.
Cuando Elena y Jero se conocen en la otra punta del mundo, ambos buscan curar sus heridas en solitario. Sin embargo, entre las playas paradisiacas y los amaneceres inolvidables de Sri Lanka, se sorprenden coleccionando momentos que creían que jamás vivirían.
El amor les atraviesa y desordena todos sus planes, pero el viaje termina y deben regresar. Ella a Madrid y él a Barcelona. ¿Serán capaces de vencer sus miedos y luchar contra un destino que se empeña en alejarlos?
Esta novela no narra un amor épico; cuenta la historia de un amor de verdad. El que empieza cuando en la pantalla sale «The End» y la vida se entromete para complicar las cosas. En el que hay que luchar por el otro. El que da más miedo, porque es auténtico y puede convertirse en eterno.