Podemos y debemos acercarnos a una comprensión de Abril como la mayor epopeya dominicana después de la Revolucion Restauradora, como un suceso en la Historia y no como objeto de museo; acercarnos a la figura de Francisco Alberto Caamaño como combatiente y Iuchador, representacion sublime de tantos hombres y mujeres conocidos y anónimos, dispuestos a la entrega por el bien colectivo, enfrentados a los poderes mas apabullantes, que no pueden ser encasillados en el régimen de “compraventa”, de la posición subordinada de las mayorías y la ilusión de mesías salvadores, elementos propios de la política impuesta con el Golpe de 1963, la invasión de 1965, y el matadero electoral y la represión a partir de 1966.
Necesitamos acercarnos al Abril épico y el nuevo escenario que produjo en el país, para profundizar y nutrir nuestra perspectiva histórica, dominar categorías y enfoques con los cuales ampliar y afinar nuestra comprensión de quiénes somos y cómo hemos llegado al siglo XXI, y con ello -muy importante- comprender el curso de las fuerzas imperialistas, oligárquicas y explotadoras, y el trayecto de las fuerzas revolucionarias, patrióticas, progresistas, populares.
Comprender, entre todos y todas, en debates y reflexiones democráticas, sin ánimos de que hayan “elegidos” para ostentar razón y verdad absolutas, y sin historietas ridículas ni interesadas, dilucidando qué reservas hay acumuladas; qué ha impedido el triunfo de quienes creen en la posibllidad del pais donde “ser justos es lo primero”, ideado por Duarte; qué aprendizajes podemos obtener y cuáles lecciones tomar para avanzar, ojalá, hacia el gran ideal pendiente: la Patria libre que soñaron los trinitarios, los restauradores, los y las constitucionalistas, Caamaño, Bosch y Fernández Domínguez.