Urko Pínaga regresa del exilio para asistir al entierro de su tía Flora, con la que vivió antes de marcharse a Inglaterra, como tantos niños vascos. Urko se encuentra con un Getxo diferente al que conoció, pero sobre todo con una casa, la de la tía, que ahora se le presenta como un lugar misterioso cargado de repente de secretos. ¿Por qué tiene un aviso de derribo por parte de las autoridades? ¿Por qué su prima Regina se comporta de un modo tan extraño? ¿Mantuvo Flora a escondidas alguna relación que no le confesó a su sobrino? ¿Ha fallecido de muerte natural? El contraste entre lo que Flora le contaba por carta y lo que Urko se encuentra alimenta las sospechas en torno a una mujer a la que en realidad el protagonista quizá desconocía por completo.
Esta novela es el final de la saga Los tres mosqueteros, más concretamente de su tercera y última parte, El vizconde de Bragelonne. Al parecer se basa en hechos reales que tienen la apostilla del filósofo François Marie Arouet, más conocido como Voltaire, que lo cita en su libro El siglo de Luis XIV. Se trata de un personaje misterioso que fue encerrado en la Bastilla, donde quedan registros de su paso, por razones que no se conocen...
Esta misteriosa frase viene acompañando durante cuatro meses los círculos azules que aparecen trazados con tiza en las aceras de la ciudad. En el centro de los círculos se halla un desecho, un residuo, un objeto perdido: un trombón, una bombilla, una pinza de depilar, un yogur, una pata de paloma...
El fenómeno resulta muy divertido para los parisinos y procura material a periodistas y a psiquiatras que elaboran diferentes teorías. Sin embargo, al comisario Adamsberg no le hace ninguna gracia. Los círculos y su extraño contenido rezuman crueldad. Él lo presiente: pronto ese hecho anodino y estrafalario se convertirá en una tragedia.
Las repetidas carnicerías perpetradas sobre los rebaños de ovejas del Mercantour ponen a los pastores en prevención contra los lobos del cercano parque natural. La muerte de una pastora levantará sospechas entre los aldeanos sobre la presencia de un hombre lobo en la zona.
El comisario Adamsberg, Lawrence y Camille, su compañera, inician la investigación. Hay quien cree que todo es obra de un «hombre del revés» que vive escondido en la montaña y oculta su verdadera naturaleza tras una apariencia humana...
En medio de la convulsa realidad colombiana de los años noventa, una joven actriz viaja a España como parte de un nuevo proyecto. Su matrimonio ha fracasado, y aún herida por su mediático divorcio, se niega a regresar a su país.
La excusa perfecta para alargar su estancia en Madrid será un curso de actuación, pero su nueva condición de soledad desatará una crisis de ansiedad por todo aquello que cree estar dejando atrás.
Una noche suena el teléfono y del otro lado de la línea aparece la voz de alguien que dice estar loco por ella. Las llamadas del misterioso hombre del teléfono se irán haciendo cada vez más frecuentes, hasta crear un vínculo que cuestionará los límites de la inteligencia y de la belleza.
Con una valentía admirable, Margarita Rosa de Francisco ha conseguido narrar la poderosa historia de una mujer que habla sin tapujos sobre la construcción de su identidad y sobre el cruce de caminos con uno de los personajes más fascinantes de la Historia de Colombia.
Una novela que se lee con la avidez de un relato de intriga pero que nos sumerge en las cuestiones esenciales de la vida.
¿Qué sucede cuando Tertuliano Máximo Alfonso descubre a sus treinta y ocho años que en su ciudad vive un individuo que es su copia exacta y con el que no le une ningún vínculo de sangre?
Ése es el interrogante que Saramago, explorando de nuevo las profundidades del alma, plantea en El hombre duplicado. ¿Cómo saber quiénes somos? ¿En qué consiste la identidad? ¿Qué nos define como personas individuales y únicas? ¿Podemos asumir que nuestra voz, nuestros rasgos, hasta la mínima marca distintiva, se repitan en otra persona? ¿Podríamos intercambiarnos con nuestro doble sin que nuestros allegados lo percibiesen?
Innovando frente a las convenciones de la novela, Saramago convierte la voz narradora en sujeto activo, en un juego metaliterario que pone al servicio de la historia y que va mucho más allá de las rupturas estrictamente formales.