Sapiens es un recorrido por nuestro pasado, Homo Deus, una mirada a nuestro futuro, 21 lecciones para el siglo XXI es una exploración de nuestro presente.
El abrumador éxito de su trilogía ha convertido a Harari en la revelación incontestable de la literatura ensayística. Este estuche condensa su colosal obra, que proyecta la historia de la humanidad desde los albores del hombre y se aventura en nuestros días venideros, pasando por un lúcido análisis de nuestra actualidad.
María Hesse cuenta en El placer cómo fue su camino hacia el despertar sexual, una senda tortuosa sembrada de vergüenza y desconocimiento, que sorteó gracias al sabio ejemplo de mujeres que supieron iluminar la ruta del placer para que otras la recorrieran más ligeras. Ese libro dio pie a otro, Malas mujeres, en el que sigue la pista de otras mujeres que también se salieron de las líneas caprichosas que los hombres habían trazado para ellas. Mujeres osadas a las que a menudo llamaron locas, fatales, brujas o sencillamente malas —de Madame Bovary a Sarah Connor, de Juana la Loca a Yoko Ono o de Helena de Troya a Monica Lewinsky—, y que Hesse reivindica como referentes en los que inspirarse para ser simplemente mujeres en el mundo en que vivimos.
El enfoque que inspira la composición de esta obra se centra en los planteamientos éticos sobre las guerras desarrollados por los pensadores políticos más lúcidos de la historia hasta nuestros días. De ellos se derivan criterios morales tanto para la humanización de los enfrentamientos armados recientes (trágicos e infernales) como para la denuncia pública de la crueldad. El autor -con términos distintos a los clásicos- es partidario de establecer principios desde los cuales regular las motivaciones defensivas o humanitarias que pueden justificar el inicio de una contienda bélica (ethica ad bellum), exigir la protección de inocentes, refugiados, heridos y prisioneros (ethica in bello), además de impulsar pautas para la pacificación social, penalización de criminales y reparación de daños sufridos por las víctimas más frágiles (ethica post bellum). Es constatable que los mínimos parámetros normativos resultan aplastados cuando las primeras bombas empiezan a expandir la epidemia de la violencia durante las hostilidades militares. Sin embargo, también es cierto que los dardos éticos se disparan con mayor agudeza crítica contra la maldad humana. ¿Cuáles son los criterios morales más relevantes (del pasado y actuales) que pueden seguir siendo válidos para enjuiciar los conflictos bélicos que nos circundan hoy y que tanta desolación y muerte provocan?