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EL AGUILA Y LOS CUERVOS (OF2)

La caída del Occidente romano es uno de los temas más abundantemente tratados por la historiografía, desde Gibbon hasta nuestros días, y sigue fascinándonos como fascina mirar a un abismo: ¿cómo un imperio tan poderoso, y en apariencia tan sólido, se debilitó hasta caer en apenas setenta años? Las respuestas a esta cuestión han sido múltiples y se han planteado desde numerosos prismas, achacándose culpas sea a bárbaros, sea a cristianos, sea a ambos; enfatizándose factores climáticos, desequilibrios sociales o marasmo económico; apuntando a la erosión de los viejos valores, a las innúmeras guerras civiles o a la corrupción de las élites… Esta pléyade de respuestas subraya el desafío que supone tratar de comprender y explicar por qué Roma cayó, un desafío que asume José Soto Chica, uno de nuestros mayores expertos en la Antigüedad Tardía y autor de libros señeros como Imperios y bárbaros. La guerra en la Edad Oscura o Los visigodos. Hijos de un dios furioso, para plantear, a su vez, otra pregunta: por qué el «imperio gemelo», la Roma de Oriente, Bizancio, sobrevivió y prosperó, mientras Occidente se hundía y disgregaba. Alrededor de este eje, el libro El águila y los cuervos desarrolla un relato vibrante sobre el convulso tiempo que medió entre el reinado de Juliano el Apóstata y el día del año 476 en que Odoacro depuso al último emperador de Occidente, el niño Rómulo Augusto, para enviar las insignias imperiales a Constantinopla. Un relato que integra los distintos aspectos que tener en cuenta para entender el proceso que quebró al Imperio –políticos, militares, sociales, religiosos, económicos o culturales–, pero en el que la erudición no ahoga un ritmo frenético, con personajes trágicos de la talla de un Aecio –«el último de los romanos»– o una Gala Placidia, con emperadores funestos como Valentiniano III y otros como Mayoriano que trataron desesperadamente de salvar los restos del naufragio, con bárbaros como el godo Alarico o el vándalo Genserico, saqueadores de una ciudad cuyos muros no había hollado ningún enemigo en ochocientos años. Porque lo impensable pasó: Roma cayó, y los cuervos se enseñorearon sobre el águila.
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EL AIRE DE CHANEL (MAXI) (BOL) (OF2)

Invierno de 1946. Saint Moritz, Suiza. Dos viejos amigos, Paul Morand y Coco Chanel, se encuentran casualmente. Se conocían desde hacía mucho, compartían el mismo círculo de amistades: Cocteau, Satie, Picasso, Stravinsky, Misia Sert. Pero la guerra puso fin al deslumbrante mundo en el que ambos desplegaban su talento. París, ciudad que ahora los mira con prevención por su actitud durante la Ocupación, ha dejado de ser una fiesta. Coco, voluntariamente exiliada, desgrana sus recuerdos frente a su compañero, que se ocupa de anotarlos al regresar a su habitación. A partir de esas notas, Morand redactó El aire de Chanel, su último libro, dedicado a la mujer que afirmó: «Chanel es ante todo un estilo. Y es que la moda pasa de moda; el estilo, nunca».
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EL AIRE QUE ME FALTA (OF2)

Es en la cima de una montaña de los Alpes donde una angustia inexplicable, casi irracional, se apodera de la respiración de Luiz Schwarcz, bloqueando su garganta en el momento en que más necesitaba el aire. En ese preciso instante nace la decisión de escribir este libro, El aire que me falta, que engloba el proyecto que el autor había alimentado durante años: escribir la historia de su padre, de su familia, que lo abandonó todo para escapar del terror nazi, y cuyo peso ha ido cargando Schwarcz toda su vida. En estas memorias, armadas sobre una estructura en espiral, metáfora perfecta para representar las vueltas que damos alrededor de nuestros traumas, el autor alterna recuerdos para construir un sensible y detallado relato sobre cómo la depresión y los traumas, propios y heredados, pueden dejar sin aliento a cualquiera y seguir latentes en existencias marcadas aparentemente por el éxito. Cómo podemos quedarnos sin aire y volver a respirar.
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