La irrupción, poco explicada pero totalmente explicable, de la ultraderecha en el panorama político occidental tiene un poco desconcertado al conjunto de la ciudadanía democrática. No se trata del fascismo ni del nacionalsocialismo de toda la vida, ni siquiera del franquismo. No se trata de nostálgicos –aunque los haya entre sus militantes–, algo que facilita su penetración en colectivos jóvenes necesitados de un líder que coincida con sus frustraciones y les descubra a los «culpables» de sus carencias, además de percibir en sus ideas una innovación política.
Su discurso es anti-Estado y, claro está, defiende la privatización de todas las empresas públicas que garantizan de manera equitativa la seguridad del conjunto de la ciudadanía: áreas tan sensibles como sanidad, educación, vivienda o pensiones públicas pasarían a poder de los grandes fondos de inversión internacionales conocidos como fondos buitre.
Esta «nueva» ultraderecha se encuentra, pues, en el cruce de un capitalismo rabioso y una deshumanización de las relaciones sociales que permitiría la expansión sin cortapisas de sus teorías. A ese respecto sí que hay un punto de encuentro con el fascismo: la cosificación de quienes son distintos, haciéndoles responsables de los estragos del sistema.
El resultado es un ejercicio oficial de crueldad de cara a una sociedad que está aceptando la injusticia como condición ciudadana. Sólo si se conocen sus verdaderas intenciones, se le podrá hacer frente adecuadamente.
La vida tiene muchos componentes y es en algunos aspectos poliédrica pero, desde luego, lo que acontece en la familia determina en gran medida la existencia de las personas y en especial de los niños y niñas. Van a encontrarse ustedes con un texto que emana amor a la infancia y que busca desde el saber, minimizar el daño cuando las parejas se rompen o cuando el respeto se pierde. Estamos ante un libro que destila muchos casos vistos en la clínica, en el juzgado, donde se ha aprendido de la incomprensión, del sufrimiento, de los recelos, incluso del odio.
Susan Sontag fue una de las pensadoras más formidables, originales e influyentes del siglo pasado. «Las ideas más interesantes son las herejías», sostenía. Y en efecto: sus escritos descartan lo trillado y se niegan a seguir las líneas partidistas.
De las mujeres ofrece siete ensayos y debates sobre una amplia gama de asuntos: los desafíos y humillaciones a las que se enfrentan las mujeres a medida que envejecen; la relación entre la liberación de la mujer y la lucha de clases; la belleza, que Sontag llama «esa pócima demasiado pesada de tantos consabidos opuestos»; el feminismo; el fascismo; y el cine. En conjunto, estos análisis, reacios a la fácil categorización, muestran no sólo su curiosidad implacable, su precisión histórica y su vigor político, sino la inimitable mente de Sontag en acción.