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CONSTITUCIONALISMO Y PROCESOS POLITICOS

El libro Constitucionalismo y procesos políticos en la República Dominicana de Flavio Darío Espinal aborda la configuración histórica y el desarrollo del constitucionalismo dominicano a partir de un entrecruce entre los procesos políticos y las decisiones constitucionales en la historia política dominicana desde una perspectiva que procura identificar cómo estos influyeron, positivamente o negativamente, en la construcción de la democracia. Se examina cómo las corrientes ideológicas –liberales y conservadoras, democráticas y autoritarias- se manifestaron en el diseño constitucional en momentos cruciales de la historia dominicana desde la fundación de la República, con énfasis particular en el período posterior a la caída de la dictadura de Trujillo (1961) hasta la adopción de la Constitución de 2010 y su reforma puntual en 2015 con miras a determinar el papel que la cuestión constitucional ha jugado en las luchas por la transición y la consolidación de la democracia en la República Dominicana.
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CONTAR ESPAÑA

Contar España propone un fascinante viaje a la España contemporánea a través de doce novelas. La Guerra de Independencia, con los Episodios nacionales, de Benito Pérez Galdós; el enfrentamiento entre liberales y carlistas, con Paz en la guerra, de Miguel de Unamuno; el caciquismo en el mundo rural, con Los Pazos de Ulloa, de Emilia Pardo Bazán; las persistencias del Antiguo Régimen, con Pequeñeces, del padre Coloma; las luchas del movimiento obrero y el anarquismo, con Aurora roja, de Pío Baroja; la cuestión africana, con Imán, de Ramón J. Sender; la Segunda República y la Guerra Civil, con Los cipreses creen en Dios, de José María Gironella; el exilio, con Campo francés, de Max Aub; el franquismo y el antifranquismo, con Veinte años y un día, de Jorge Semprún; la Transición democrática, con Anatomía de un instante, de Javier Cercas; las múltiples caras de la modernización, con Crematorio, de Rafael Chirbes y, finalmente, la violencia terrorista de ETA, con Patria, de Fernando Aramburu.
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CONTINENTE INDIGENA

El viejo y arraigado canon sobre la historia de América reza que Colón «descubrió» un continente extraño y trajo historias de sus incalculables riquezas. Los Estados europeos se apresuraron a conquistar la mayor parte posible de este asombroso «Nuevo Mundo» y, aunque los pueblos indígenas se defendieron, no pudieron detener la embestida. Los imperialistas blancos estaban destinados a dominar el continente, y la narración tradicional cuenta un camino irreversible hacia la inexorable destrucción de los nativos… Sin embargo, como en tantas otras historias de origen largamente aceptadas, esta también resulta estar basada en mitos y distorsiones. En su libro Continente indígena. La implacable pugna por Norteamérica, el aclamado historiador Pekka Hämäläinen presenta un potente argumentario que echa por tierra muchos de los supuestos más aceptados de la historia de Norteamérica. Hämäläinen gira nuestra perspectiva para alejarnos del Mayflower, de los padres fundadores y de otros episodios trillados de la cronología convencional, para acercarnos a un mundo de naciones nativas cuyos miembros, lejos de ser víctimas indefensas de la violencia colonial, dominaron el continente durante siglos tras la llegada de los primeros europeos. Desde los iroqueses en el nordeste hasta los comanches en las llanuras, y desde los indios pueblo en el sudoeste hasta los cheroquis en el sudeste, las naciones indias derrotaron a menudo a los recién llegados blancos. En 1776 varias potencias coloniales reclamaban casi todo el continente, pero los pueblos indígenas seguían controlándolo: como señala Hämäläinen, los mapas de los libros de texto modernos, que pintan gran parte de Norteamérica en bloques ordenados y codificados por colores, confunden los extravagantes alardes imperiales con el control real. Aunque la población blanca y el ansia de tierra de los colonos se dispararon, los pueblos indígenas florecieron gracias a una diplomacia y unas estructuras de liderazgo sofisticadas. De hecho, el poder de los nativos alcanzó su punto álgido a finales del siglo XIX, con la victoria lakota de Little Bighorn en 1876. En última instancia, Continente indígena sostiene que la propia noción de «América colonial» es engañosa, y que, en su lugar, deberíamos hablar de una «América indígena» que se fue convirtiendo en colonial de forma lenta y desigual. La prueba más palmaria del desafío indígena son hoy las cientos de naciones nativas que todavía salpican los territorios de Estados Unidos y Canadá. Un libro que devuelve a los pueblos nativos el lugar que les corresponde en la historia de Norteamérica.
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