Richard Pipes, historiador de máximo prestigio especializado en la Rusia contemporánea, publicó en 1992 este volumen sobre la revolución rusa que aún no ha sido superado.
Monumental y apasionante por la narración de un movimiento cuyo fin era «volver el mundo del revés», tal y como pretendía Trotski, el libro de Pipes presenta una revolución intelectual más que de clase, marcada desde el comienzo por el terror y con elementos propios de un golpe de estado. Una obra fundamental.
La posteridad de la Revolución Rusa en América Latina es abordada, la mayoría de las veces, a partir de las vicisitudes que vivieron los partidos comunistas. Sin embargo, las miradas que se ofrecen en este libro se multiplican más allá de ese núcleo irradiador. Analizar cien años después un hecho que transformó la fisonomía del mundo obliga a preguntarse por las dinámicas de cambio que encierra una sociedad, no solo hace un siglo, sino también hoy.
¿Qué hacía reír a los romanos? ¿Cómo entendían la risa? ¿Era la Antigua Roma una sociedad donde se prodigaban las bromas y los chistes? ¿O era una cultura cuidadosamente regulada en la que los excesos incontenibles de la risa suponían una fuerza a la que temer con su mundo de complicidades, ingenio mordaz e ironía? ¿Qué papel jugaba la risa en el mundo de los tribunales de justicia, el palacio imperial o los espectáculos circenses? La conocida historiadora Mary Beard, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales en 2016, analiza uno de los temas históricos más complejos: de qué y cómo se reían los antiguos romanos. Ha basado su investigación sobre una amplia variedad de escritos de la época, que van de ensayos sobre retórica a la primera antología de chistes, "Philogelos", algunos de los cuales ilustran su análisis a lo largo del libro. Aunque cada sociedad y tiempo tienen su propio sentido del humor, el libro de Mary Beard nos lleva a la conclusión de que el de los romanos no nos es ajeno. Se aprecia una cierta continuidad entre su sentido del humor y el nuestro, ya que los antiguos romanos tenían un concepto del chiste tal y como se entiende hoy en día en Europa. Es decir, que además del Derecho Romano, las lenguas latinas y todo lo que hemos heredado de la Antigua Roma, tenemos un elemento más que nos ha venido de los romanos, la idea de "chiste" moderno y, con éste, un peculiar y compartido sentido del humor.
En este paseo fascinante por tan afamada ciudad durante una de las épocas más complicadas, significativas y, en definitiva, triunfantes de su historia, Agnès Poirier desdevana las historias de los poetas, escritores, pintores y filósofos cuyas vidas confluyeron allí, con consecuencias extraordinarias, entre 1940 y 1950. Nos revela el drama humano que subyace a algunas de las obras más celebradas del siglo pasado, desde el Hijo nativo de Richard Wright, El Segundo sexo de Simone de Beauvoir y La habitación de Giovanni de James Baldwin a Esperando a Godot, de Samuel Beckett y el Augie March de Saul Bellow, así como la génesis de movimientos hoy legendarios, desde el existencialismo al teatro del absurdo, el nuevo periodismo, el bebop y el feminismo francés.
A lo largo de los siglos IV a I a. C., los antiguos griegos desarrollaron un creciente interés por algunos de los pueblos con los que estaban en contacto. A pesar de valorar enormemente su propia cultura, la civilización helena se abrió a apreciar y aprovechar los conocimientos de los que ellos concebían como bárbaros. En este ensayo clásico sobre los intercambios culturales, Arnaldo Momigliano investiga la circulación internacional de ideas que se dieron sobre todo entre Grecia y los romanos, celtas, judíos e iranios, cómo se estableció una relación especial entre ellos y cómo todo ello tuvo consecuencias para que su influencia y dominio intelectual se prolongara en el tiempo.
Esta historia también empieza en un lugar de La Mancha. Allí, hace miles de años, surgió la primera sociedad hidráulica de nuestro continente. Mucho tiempo después la sed llenó esas tierras de vides, olivos y cereales. Entre ellos nació Virginia Mendoza, cuya historia personal y familiar está ligada sutil pero irremediablemente a la falta de agua. En este sorprendente libro recoge y conecta viejos y nuevos descubrimientos científicos con un sinfín de relatos heredados insólitos, emocionantes y llenos de vida que hablan de quiénes fuimos y quiénes somos hoy.
La sed nos persigue y nos impulsa, nos enseñó el arraigo y el desarraigo. Empujó a nuestros antepasados más allá de África y, decenas de miles de años más tarde, asentó a sus descendientes junto a los pocos ríos caudalosos que quedaban. Es posible que nos ayudara a inventar el pan, pero también nos hizo conocer el hambre. Asistió al origen de civilizaciones, y también a su colapso. Nos llevó a mirar al cielo, a unir estrellas, a crear dioses de la lluvia y a una curiosa convivencia entre la fe y la ciencia durante la Pequeña Edad de Hielo: mientras unos invocaban la lluvia con danzas y rogativas, otros fundaban disciplinas para predecirla, medirla y retenerla.
Escrito desde uno de los puntos menos lluviosos y más amenazados por la desertización de Europa, este libro nos conduce a un fascinante viaje por el mundo y la historia, así como por los retos a los que nos enfrentamos como especie. La sed nos une, nos divide y no ha dejado ni dejará de acompañarnos, pues somos agua en busca de agua.