La filosofía en la época trágica de los griegos fue un proyecto de libro que quedó inacabado y en el que Nietzsche se propuso exponer los pensamientos de los filósofos antiguos en íntima conexión con sus vidas. Quiere trasladarnos al mundo concreto y vital en el que se insertaba la personalidad de estos filósofos y en el que surgió su pensamiento, para contraponer la fuerza ejemplar de sus personalidades como poder contrastante de inactualidad frente a los problemas del presente. De este modo, nos recuerda posibilidades nuevas de pensar y de vivir al hilo, sobre todo, de la relación entre arte y vida: el ser humano crea ideas, formas. ilusiones y apariencias con las que transfigura el mundo y hace soportable y aceptable la vida. Junto a este texto, se incluyen en el libro los Cinco prólogos a cinco libros no escritos, cuyos títulos son: Sobre el pathos de la verdad, Pensamientos sobre el futuro de nuestras instituciones educativas, El Estado griego, La relación de la filosofía schopenhaueriana con una cultura alemana, y El certamen de Homero.
Magistralmente concebida con fines formativos y como un complemento perfecto a La filosofía japonesa en sus textos, esta obra es una culminación brillante de la trayectoria académica del autor, destinada a quien desee comprender la filosofía japonesa involucrándose en ella. Esta obra nos invita, por un lado, a familiarizarnos con varios periodos históricos y tradiciones del pensamiento japonés y, por otro, a conocer en profundidad y dialogar con siete grandes filósofos: K?kai, Shinran, D?gen, Sorai, Norinaga, Nishida y Watsuji. Su mérito no reside solo en presentar cronológicamente una serie de pensadores japoneses y sus obras, conceptos y teorías, o describir el contexto histórico, social y cultural en que se inscriben. Lo que convierte en excepcional y fascinante el recorrido que propone su autor es que, además de exponer distintas ideas, sus condicionamientos e impacto, interpela al lector a filosofar junto a los pensadores que las formularon, valorar sus argumentos y cuestionar sus propios posicionamientos.
Desde que el autor de este libro se acercó, hace más de treinta años, a las obras de Simone Weil, su lectura devino en una pasión para él. El de Simone Weil es un pensamiento que no se puede fijar. Posee un flujo propio que va unido al discurrir de su vida. Cabe, no obstante, abordarlo por sus ramales: su preocupación religiosa, su inclinación político-social, su experiencia mística, su visión científica. Los textos aquí recogidos se ofrecen como una introducción para navegar por ese pensamiento fluido, a sabiendas de que cada lector es responsable de su propia navegación.
¿Podemos convertirnos en mejores seres humanos
y ayudar a otros a serlo?
¿Es posible lograr que los líderes de nuestra sociedad
se preocupen por que la humanidad prospere
no solo económica y materialmente, sino también
espiritualmente?
En el año 430 a. C., Sócrates quiso enseñar al vanidoso y
ambicioso estadista Alcibíades cómo ser una buena persona,
pero fracasó estrepitosamente. Aunque Alcibíades
estaba de acuerdo con que un líder debía mostrar moderación
y justicia, finalmente condujo a Atenas a una batalla
perdida contra Siracusa. A través de esta y otras historias
de pensadores como Marco Aurelio, Aristóteles, Séneca,
Epicteto o Plutarco, entre otros, Massimo Pigliucci nos
ofrece una visión completa de la filosofía clásica y el cultivo
de la personalidad, la virtud y la excelencia.
Hilvanando la relación entre ética personal, justicia social y
buena gobernanza, este extraordinario libro nos revela no
solo cómo actúa un buen líder, sino cómo cada uno de nosotros
puede convertirse en un mejor individuo dentro de
la sociedad.
Este libro, nos dice su autor, es fruto de largos años de reflexión en torno a «líneas de pensamiento y experimentación poco habituales». Para él, la fuente es la imagen que mejor representa el misterio de la vida; en arquitectura, los rascacielos serían las fuentes heladas que han ido brotando en las ciudades. La forma, como afirmaba Sullivan, ha de ser siempre fiel a la función, pero, según Bragdon, la función debe expresar y determinar a la vez el significado mismo de la forma, como ocurre en los organismos naturales. Por tanto, la arquitectura ha de ser orgánica y estética, no en el sentido de «acorde con el buen gusto», sino en el más profundo de belleza.
En un mundo saturado de neoliberalismo, ¿qué lugar puede ocupar el teatro? ¿Qué actitud debe asumir el actor ante un texto y cómo debe traducirlo al escenario? Estas son algunas de las preguntas que han ocupado a Jorge Eines durante más de 50 años de experiencia en la escena teatral; el presente libro es un intento de darles respuesta. Frente a las corrientes del teatro clásico, que desde siempre han rendido un culto especial a la palabra, al texto como elemento que rige toda la puesta en escena, Eines propone el cuerpo como vertebrador esencial de todo proceso teatral. Si bien el origen de la obra está en la palabra, es el cuerpo, y no la mente del actor, quien debe interpretarla y volverla carne. Para lograrlo, es esencial desarrollar un proceso técnico cuidado que permita al actor trabajar el texto en el ensayo, espacio que, para Jorge, es de absoluta importancia, pues permite llegar a nuevas formas.