Esa época de estudios solitarios derivó en una abundante escritura que fue viendo la luz de manera intermitente a lo largo de muchos años, pero probablemente resume mejor que ninguna otra las preocupaciones fundamentales de la reflexión ferlosiana.Este volumen, primero de los cuatro que compondrán los Ensayos reunidos, recoge los escritos más directamente ligados a esos años de dedicación a la gramática: Las semanas del jardín, «Guapo» y sus isótopos, las Glosas castellanas y la traducción y notas del Victor de l'Aveyron de Jean Itard, que se recupera tras más de veinte años, entre otros.«Primero incurrí en "la prosa", o sea "la bella página" (Alfanhuí); después quise divertirme con el habla (El Jarama), y finalmente, tras muchos años de gramática, encontré la lengua (representada no tanto en la última novela, sino particularmente en los escritos no literarios).
Se diría que la experiencia amorosa es universal, aquella a la que todas las personas prácticamente sin excepción se creen autorizadas a referirse. Amo, luego existo nos acerca en concreto a la forma de vivir el amor de quienes se dedicaron intensamente a intentar comprender qué significa amar y ser amados. ¿Y cómo amaban, por cierto, los grandes pensadores? Los estoicos con paciencia, los vitalistas con entusiasmo, los nihilistas con pesimismo. Para un pensador, el amor es algo tan apasionante o doloroso como para el resto de los mortales. Porque el amor no es un asunto teórico de idéntico rango que los de mayor importancia: es una de las experiencias más intensas y absorbentes que puede tener un ser humano.
Lo que caracteriza a los filósofos seleccionados es precisamente que intentaron arrojar algo de luz sobre una pasión que en algunos momentos les devoró por completo. A la vista del lector estará que obtuvieron resultados desiguales, como también lo estará que todos ellos identificaron la aventura del pensamiento con la de la misma vida.
El tema de fondo de estos estudios y ensayos es la relación entre la reflexión y la actividad, las palabras y las obras, el análisis y la acción.
En la primera parte, se examinan propuestas clásicas sobre la acción prudencial, la educación moral, la afectividad, los motivos de la acción o la relación entre deseo y voluntad.
En la segunda parte, el planteamiento es menos expositivo y más propositivo. Se ofrecen pequeños ensayos sobre diversos temas filosóficos y antropológicos, de una forma u otra relacionados con la acción racional, como la clasificación de las antropologías, el juicio moral, la acción colectiva, el análisis conceptual o la psicología animal.
El autor se apoya en la fenomenología de la voluntad y la motivación, estudiada en la primera parte, para abordar la racionalidad de la acción humana y sus motivos de una forma diferente a las más habituales.
«La historia del alma es la historia de la idea que el hombre tiene de sí mismo frente a la muerte. Desde los primeros humanos que descubrieron los ciclos de la naturaleza hasta los últimos, quienes vislumbrarán la vida terrestre fuera del planeta, pasando por los hombres de las pirámides, del ágora, del foro, de la iglesia, hasta llegar al hombre del supermercado planetario, es la odisea que me propongo relatar. Del alma inmaterial al alma digital, todo converge hacia la posibilidad de un posthumano inaugural de lo inhumano. Este futuro es ya nuestro presente.» Michel Onfray
Los Cuadernos negros representan una forma que, en su estilo, posiblemente resulte singular no solo en Martin Heidegger, sino en general en toda la filosofía del siglo XX. El género con el que mejor se los podría comparar sería el «diario de pensamientos» o el «diario filosófico». Pero mientras que esta designación casi siempre relega los escritos que quedan comprendidos bajo ella al margen de unas obras completas, el significado de los Cuadernos negros habrá que considerarlo sin embargo aún en el contexto del «pensar inicial» de Heidegger.
Esta cuarta entrega de los Cuadernos negros contiene las «Anotaciones I-V», que arrancan cuando se inicia la derrota alemana en la guerra mundial y prosiguen en la inmediata posguerra. Al comienzo de las «Anotaciones IV» Heidegger cita la siguiente frase de Leibniz: «Quien solo me conoce por mis libros no me conoce». Esta frase da una indicación sobre el significado de los Cuadernos negros en su conjunto. Ellos constituyen unos singulares manuscritos escritos al margen de la esfera pública. Incluso de forma distinta que los tratados inéditos, como por ejemplo los Aportes a la filosofía (Acerca del evento), le ofrecen a Heidegger la posibilidad de escribir sin trabas su pensar sin parar mientes en formalismos.