Este libro recoge múltiples ensayos que por su naturaleza pueden insertarse dentro de la Política, la Economía y otras áreas del pensamiento. Fueron escritos en el tiempo de dos años, de modo que en ellos analizo diferentes aspectos de la vida económica, social, política, moral e institucional de nuestro país y del mundo.
Secretos... la necesidad de quedar bien frente a la sociedad, mantener la careta sin importar qué o quiénes sean afectados... tocar fondo múltiples veces, desconfiar de todo y de todos, y encontrar gratificación en el alcohol, entre otras sustancias adictivas. Envuelto en periódico te muestra las consecuencias funestas de las adicciones y cómo lidiar con ellas.
La adicción es una enfermedad degenerativa y progresiva, existiendo varios tipos, cuyo origen tiene varias causas: biológica, genética y social, que se refleja con un trastorno de la conducta. Por ser una enfermedad, se puede controlar logrando reducirse e incluso superarse, para lo cual el paciente va a necesitar la aceptación de su problema, el apoyo familiar, la Fe en Dios y en sí mismo y el amor de quienes le rodean, para convertirse en un ser humano nuevo y lleno de oportunidades.
La sociedad también juega un papel muy importante en los casos de adicción, suele juzgar a las personas que padecen adicciones y no volver a darles una oportunidad, sin embargo muchas de las presiones diarias interpuestas por la misma sociedad conllevan al consumismo inapropiado.
A través de los treinta y tres capítulos el autor nos sumerge
en el laberinto del tiempo con la marcada intencionalidad de
hacer del pasado el caldo de cultivo del futuro. La extensión es
sufi ciente para aprisionar la realidad humana de una pequeña
población de República Dominicana, en cuyo nombre actúan
los personajes enlazados por indestructibles y a veces fatídicos
lazos familiares. Sí, la familia es la estructura social sobre la que,
de manera magistral, aunque con apariencia ingenua, el autor
nos enfrenta a la antinomia vida-muerte o realidad-irrealidad,
celosamente vigiladas por un tiempo cuya presencia nos obliga
a evocar a Platón para quien “el tiempo es la imagen de la eter-
nidad en movimiento”.