La admiración que siente mi queridísimo Padre Manuel García por SS Pablo VI la siento en muchas de las expresiones utilizadas por él. Incluso, diría que P. Manuel lo siente como un padre, es decir, es como un mentor que le enseña y le guía. Sus libros, los devora y tritura. Para mí, SS Pablo VI lo cuida en todo momento. Han establecido una relación bien profunda. " - Ing. Randolph Vargas B.
«Lo que tú haces, no lo puedo hacer yo; lo que yo hago, no lo puedes hacer tú, pero juntos estamos haciendo algo hermoso para Dios y ésa es la grandeza de Su amor por nosotros. Nos da la oportunidad de convertirnos ens antos a través de nuestras obras, porque la santidad no es el lujo de unos pocos. Es un simple deber para vosotros, en vuestra posición, en vuestro trabajo, y para los demás y para mí, cada uno en su tarea, en la vida, pues hemos dado nuestra palabra de honor a Dios. [...] Debéis poner vuestro amor a Dios en acción viva, no sólo porque debáis, sino porque amáis hacerlo.»
La práctica de la sabiduría en la vida cotidiana.
Llamamos compasión a la capacidad de sentirnos próximos al dolor de los demás y la voluntad de aliviar sus penas. Su Santidad el Dalai Lama, buen conocedor de los dones pero también de las limitaciones del espíritu humano, nos propone un nuevo camino hacia el amor al prójimo a través del estudio de tres textos sagrados de la antigüedad, y nos enseña a templar nuestras emociones y sentimientos gracias a la meditación.
Cuando Collón Burpo sobrevivió una apendicetomía de emergencia, su familia estaba rebosante de alegría por el milagro. Sin embargo, lo que les sorprendió fue la historia que emergió en los meses siguientes: una historia tan hermosa como extraordinaria, que detallaba el viaje de ida y vuelta al cielo de su hijo. Collón, que aún no tenia cuatro años, les contó a sus padres que había dejado su cuerpo durante la operación —y aulenlicó esa afirmación describiendo con exactitud lo que estaban haciendo sus padres en otro lugar del hospital mientras a él lo operaban. Habló de visilar el cielo y narró historias que le conlaron personas que encontró allí que nunca había conocido en vida, y reíalo eventos que habían ocurrido anles de que él naciera. También sorprendió a sus padres con descripciones y detalles poco claros sobre el cielo que correspondían exactamente con la Biblia, a pesar de que todavía no había aprendido a leer. Con encantadora inocencia y la audacia franca de un niño, Collón habla de encuentros con familiares ya ausentes por mucho tiempo. Describe a Jesús, los ángeles, y lo «muy, muy grande» que es Dios, y lo mucho que Dios nos ama. Narrado por su padre, pero usando las excepcionalmenle sencillas palabras de Collón, El cielo es real ofrece un vislazo al mundo que nos espera, donde Collón dice que: «Nadie es viejo ni nadie usa anteojos». El cielo es real cambiará para siempre la manera en que piensas sobre la eternidad, ofreciéndote la oportunidad de ver, y creer, como un niño.
El libro de los cinco anillos es uno de los textos fundamentales del pensamiento marcial japonés. Escrito por Miyamoto Musashi en el siglo XVII como manual para instruir a los discípulos de su escuela, esta obra acabó convirtiéndose en la piedra angular de la filosofía de los samuráis. Haciendo uso de un estilo sencillo y claro, Musashi revela los secretos de su técnica marcial, adquirida a lo largo de una vida consagrada a recorrer la Vía del Guerrerp, y desvela las claves espirituales, éticas y psicológicas para trascender la práctica y alcanzar el Vacío. Las enseñanzas de El libro de los cinco anillos, lejos de quedar obsoletas, continúan despertando interés en todos aquellos que desean emprender un camino de mejora, liderazgo y autoconocimiento.
Este pequeño libro contiene la gran intuición de Pierre Teilhard de Chardin: la visión fundamental de Cristo «todo en todos», del Universo movido e invadido por Dios en la totalidad de su evolución. Sus páginas «querrían enseñar a ver a Dios por todas partes: verlo en lo más secreto, en lo más consistente, en lo más definitivo del Mundo». Desde la atalaya firme constituida por dos mil años de experiencia cristiana, lo que Teilhard propone es una educación de la mirada que, recorriendo las dos mitades de la existencia humana (lo que el hombre hace, sus actividades, y lo que experimenta, sus pasividades), revele un Dios «universalmente tangible y activo, muy próximo y, a la vez, muy lejano».