Cuando Raymond Mathis recibe la llamada de un camello amenazando la vida de su hijo drogadicto, decide que ha llegado el momento de tomar decisiones drásticas y ayudarlo por última vez.
El desafortunado Denny Rattler se ha convertido en un discreto ladrón de poca monta con el único objetivo de no llamar la atención y poder pagarse la próxima dosis.
Por su lado, el agente Ron Holland, obsesionado con su trabajo, está dispuesto a seguir la pista más debil para reducir el narcotráfico en la zona de Carolina del Norte.
En una región hermosa pero degradada, arrasada por los constantes incendios, los destinos de estos tres hombres se verán indisolublemente unidos a causa de la droga.
Mientras las bombas alemanas caen sobre Londres, la policía descubre que, además de los nazis, un nuevo terror se adueña de las calles de la capital. Hay un asesino en serie que está replicando con minuciosidad los violentos asesinatos que Jack el Destripador cometió en 1888. Ante la atrocidad de los crímenes y la falta de efectivos a casusa de la guerra, en Scotland Yard se ven obligados a recurrir al detective más famoso del mundo: Sherlock Holmes. Solo el, con la ayuda de su inestimable Watson, es capaz de evitar que el imitador del Destripador consiga completar su sangrienta serie.
En 1970, Jim Harrison tiene la edad con la que murió Cristo y lleva encima la cruz del alcoholismo y la depresión. Primero perdió un ojo y luego a su hermana del alma y a su padre, arrollados por un conductor borracho. Está cansado de ganarse el pan dando clases de Literatura a chavales pijos de la Costa Este, de modo que lee a Lorca y a Rimbaud como si la vida se le fuera en cada verso y sale a pescar a lugares remotos como si así pudiera alejarse de sí mismo. Hasta que un día tiene un accidente en la montaña: cae por un acantilado y se destroza la columna vertebral. Deberá guardar cama durante meses y no está claro que vuelva a caminar. Podría ser el final.
O el principio. Harrison pasó los dos meses siguientes postrado y escribiendo día y noche en la vieja Remington de su padre. El resultado fue «Lobo», una novela arrolladora, furiosa y bellísima, por momentos brutal, y lúcida en cada línea. En palabras del propio Harrison, «Lobo» (subtitulada «Unas memorias falsas») «es la historia de un hombre joven que ha hecho demasiadas imbecilidades en su vida y se retira a los bosques para encontrarse a sí mismo y, sobre todo, para encontrar un lobo». En ella descubrimos los grandes temas del mejor Harrison: la celebración de la naturaleza y la crítica a la degradación del mundo salvaje bajo el imperio del capital, los personajes heridos de muerte por la soledad, eternos vagabundos y marginales, desencantados con el progreso de una civilización ciega y enfebrecida, que buscan en el whisky, la marihuana y el sexo al menos un instante de sosiego. Pero lejos de idealizar esa naturaleza en la que parece refugiarse, Harrison hace brotar de sus profundidades toda la violencia y el miedo que alberga su alma. Un lobo siempre será un lobo.
Sólo para Jannis es una novela que trata un tema de actualidad: el uso inadecuado de las redes sociales por parte de los adolescentes y los graves problemas que su mal uso puede conllevar. La novela comienza precisamente con un intento de suicidio, después de que Lilly, de catorce años de edad, comparte con su novio varias fotografías donde aparece desnuda, las cuales acaban a la vista de todos. A partir de ese momento, todo va de mal en peor.
En una casa con un gran jardín en un pueblo mexicano sin nombre a finales de los años cuarenta, Peter, de seis años y medio, lee, sueña y juega con sus amigos. Es un explorador, artista, filósofo, místico y científico. Su mundo aún es nuevo, todavía no está contaminado por el conocimiento recibido.
Y el mundo real que lo rodea es único en aquella época: una comunidad de exiliados que han encontrado refugio en México de los regímenes fascistas de Europa, codeándose con sindicalistas mexicanos o artistas como Frida Kahlo. Pero los emigrados añoran su hogar, incluido el padrastro de Peter, que quiere regresar a su Alemania natal. Sin embargo, volver puede no ser seguro, lo que da lugar a angustiosas discusiones entre los padres de Peter y su pequeño grupo de amigos.
Y poco a poco, Peter comienza a comprender que su mundo puede acabar patas arriba, que podría verse obligado a despedirse de todos los que conoce y ama.
«America, land of opportunity», ¿cuándo se forjó la leyenda? ¿Qué empujó a hombres, mujeres y niños a emigrar por miles a la costa del Pacífico? ¿Le suenan los nombres de Jesse James, Toro Sentado y Buffalo Bill? ¿Cómo prosperaron Luzena Wilson o Belinda Mulrooney? ¿Qué se escondía tras el oro de las minas de Colorado? ¿Cuál era realmente la ley de la frontera? ¿De qué modo defendieron los lakota las Colinas Negras frente a los crow y los invasores blancos? ¿Sabía que aquí nació la barbacoa moderna y que un español fue el primer foráneo en hablar de ella? ¿John Wayne o Clint Eastwood: qué hay de cierto en la imagen que nos ha llegado de los vaqueros? Además de la afición al póquer y los rodeos, ¿qué legó el Oeste a los Estados Unidos?
La historia del lejano Oeste permanece envuelta en las brumas del mito y la ficción, y la naturaleza turbulenta y salvaje de este tiempo de asaltos a trenes, violentos tiroteos, peligrosos arreos de ganado y mortales emboscadas indias no parece alejarse mucho de esa idea literaria. Pero ¿qué fue de verdad aquel mundo aparte más allá del Misisipi? Nada más y nada menos que la tierra donde hundió sus raíces el sueño americano.