En el debate que en 2004 sostuvieron Jürgen Habermas y Joseph Ratzinger en la Academia Católica de Baviera, adquirieron una renovada actualidad las tesis del jurista Ernst-Wolfgang Böckenförde a propósito de la legitimación del Estado liberal de derecho. En el centro de la discusión se hallaba la interpretación de la «paradoja de Böckenförde» (conocida como «Diktum») sobre la configuración del Estado moderno a través de un proceso intrínsecamente ligado a la secularización del poder religioso. Böckenförde plantea que el Estado moderno surge como una creación enraizada en el desarrollo histórico y cultural de la civilización europea. Antes que órgano del monopolio de la violencia, el Estado se constituye como un «orden de la libertad». Esta evolución hace impensables tanto una reversión de la secularización como un Estado confesional, en el que la libertad de creencia quedaría suprimida. La presente edición, primera en lengua castellana del ensayo de Böckenförde, se completa con una conversación en la que este revela aspectos de la personalidad y el pensamiento jurídico de Carl Schmitt, de quien se le considera su «discípulo liberal».
Sobre el nacionalismo se escribe mucho: a favor, los que aspiran a tener un Estado propio; en contra, los que ya lo tienen. De nacionalismo habla este libro, pero en otro sentido, porque cuestiona toda forma de pertenencia, llámese esta Estado, Patria o Nación. El libro arranca con una mención de la torre de Babel. Aquella gente quiso construir una ciudad monolítica que fracasó porque no se pudo impedir que se hablara y pensara por su cuenta. Se insinúan ahí dos modelos de convivencia: el de la ciudad cerrada, apegada a la tierra, o el de la dispersión que siguió tras el fracasado experimento. La humanidad no aprendió la lección. Pensó, con Aristóteles, que solo es humano el que pertenece a una polis e inhumano el apátrida. «Tierra de Babel» desmonta ese equívoco originario siguiendo la pista de la minoría que sí supo leer lo ocurrido convirtiendo la diáspora en forma de existencia. En un momento como el actual donde el Estado da signos de agotamiento, porque hay emigración y porque hubo Auschwitz, la diáspora se presenta como la alternativa posnacional al nacionalismo.
La idea, dominante a principios de los años noventa, de que el mundo había entrado en una era de concordia mundial ha resultado ser errónea: hemos entrado de pleno en un periodo de divergencia. Los expertos en ciencia política, de acuerdo con una visión determinista de la historia, hablaban de una dialéctica global que imaginaban como una batalla ideológica con sucesivas etapas que culminaría definitiva e ineludiblemente en el orden liberal y democrático internacional.
En los años inmediatamente posteriores a la Guerra Fría, el derrumbamiento del imperio comunista y la aparente llegada de la democracia a Rusia auguraban una nueva era de convergencia mundial. Los grandes adversarios de la Guerra Fría compartían repentinamente numerosos objetivos, incluido el deseo de integración política y económica. En ese contexto, el optimismo era comprensible.
Desde la crisis de los rehenes en Irán hasta la guerra del Golfo y el primer atentado con bomba en el World Trade Center, la mayoría de los medios de comunicación estadounidenses han retratado el islam como una entidad monolítica equivalente a terrorismo y a fanatismo religioso. Al mismo tiempo algunos países islámicos lo invocan para justificar regímenes no democráticos y a menudo represivos. En esta obra clásica, revisada posteriormente por el autor, Edward W. Said examina el origen y la repercusión de las imágenes del islam en los medios de comunicación y revela los objetivos ocultos y la distorsión de los hechos que subyacen incluso en gran parte de los artículos más «objetivos» sobre el mundo islámico.
A través de sus amplios conocimientos en sociología, economía, lingüística, biología o antropología, Diamond trata de explicar la desaparición de sociedades del pasado y se pregunta si podemos aprender la lección y evitar desastres parecidos en el futuro.
El punto de partida es una rigurosa investigación de los casos de culturas que no han perdurado: historias trágicas como la de los mayas, la de la Isla de Pascua o la de los indios anasazi en Norteamérica; historias menos terribles como la de Islandia o de Japón, culturas que han sabido reaccionar con éxito a desafíos ambientales; historias también de vencedores y vencidos, como el caso de la República Dominicana y de Haití, dos pueblos que a pesar de compartir el mismo medio ambiente han evolucionado de modos muy distintos, y finalmente historias aún abiertas como las de China o Australia, que están buscando soluciones innovadoras a sus desafíos ecológicos y sociales.
No hay prácticamente ningún tema de los importantes que no se trate en este libro: la vida y la conciencia, el espacio y el tiempo. Y el modo en que el momento que nos toca vivir nos obliga a repensar casi todo lo que creíamos saber acerca de nosotros mismos y del universo.