A principios del siglo XVIII, en pleno auge de la Ilustración, un insólito equipo de científicos franceses y oficiales de marina españoles –entre ellos Jorge Juan y Antonio de Ulloa– emprendió la primera expedición científica internacional del mundo, con la intención de realizar mediciones astronómicas precisas en el ecuador y resolver así uno de los misterios más antiguos de la humanidad: la verdadera forma de la Tierra. En su libro La medida de la Tierra. La expedición científica ilustrada que cambió nuestro mundo, el galardonado Larrie D. Ferreiro, autor de Hermanos de armas, narra por primera vez la historia completa de la Misión Geodésica al ecuador, en una época en la que Europa se debatía entre dos concepciones opuestas del mundo: los seguidores de René Descartes sostenían que la Tierra se alargaba hacia los polos, mientras que Isaac Newton defendía que era achatada. Una nación que pudiera determinar con precisión la forma del planeta podría navegar con seguridad por sus océanos y proporcionar enormes ventajas militares –con su consiguiente proyección imperial–.
Conscientes de ello, Francia y España organizaron una expedición conjunta al virreinato de Perú, provista de los más avanzados equipos topográficos y astronómicos, con el fin de medir un grado de latitud en el ecuador que, comparado con otras mediciones, revelaría la forma de la Tierra. Sin embargo, lo que desde los lejanos gabinetes científicos de París y Madrid parecía un sencillo ejercicio científico, se vio casi inmediatamente empañado por una serie de catástrofes imprevistas, y los expedicionarios vieron su misión amenazada por un terreno tan exigente como son la cordillera de los Andes o las selvas ecuatoriales, una población nativa profundamente recelosa y su propia arrogancia. La medida de la Tierra es un apasionante relato que entreteje aventura, historia política y ciencia, para narrar la mayor expedición científica de la Ilustración a través de los ojos de los hombres que la llevaron a cabo, pioneros que superaron tremendas adversidades con el objetivo de discernir la forma de nuestro mundo y sentar, además, los cimientos para la cooperación científica a escala mundial.