Esta edición de las lecciones sobre la Filosofía del derecho de Hegel presenta en castellano una versión completa del curso a partir de dos manuscritos de clase distintos y complementarios. Este semestre es especialmente atractivo para la historiografía hegeliana, por la razón de dar cuenta por primera vez de la lectura de Hegel de los economistas políticos Jean-Baptiste Say y David Ricardo. Asimismo, se impartió antes de la publicación de la Filosofía del derecho (1821) y en el contexto de los "Decretos de Karlsbad", de modo que da cuenta de excepcionales y singulares tesis en torno a la teoría del valor y del capital, del Código Napoleónico.
Hoy se cuestiona ya no sólo el poder del arte, sino que éste tenga derecho a vivir. ¿Hasta qué punto es posible la obra de arte? Confrontando con la actividad artística como problema en sí, revisando la historia de la estética tradicional y sus categorías, o criticando ese arte que ofrece mero consuelo o embriaguez, y que se rige por una lógica mercantilista, Adorno persigue examinar la problemática de la autonomía del arte y garantizar su derecho a la vida y la legitimación de su verdad. Teoría estética, libro póstumo de Adorno en el que confluyen todas las inquietudes estéticas que lo acompañaron en el desarrollo de toda su obra y texto fundamental para comprender la deriva de la estética contemporánea, muestra cómo el arte, aunque parte del mundo en que vivimos, debe ser atisbo de lo que aún no existe, ha de ser expresión utópica, potencia de resistencia y ruptura con la realidad social. Sólo así podremos salvar el arte de su decadencia o, lo que es lo mismo, salvarnos a nosotros mismos del devenir catastrófico al que nos vemos abocados.
La naturaleza y la medida de lo justo y lo bueno, la objetividad de los juicios morales, la libertad del arbitrio o el concepto de valor intrínseco son temas que alcanzan a analizarse aquí prescindiendo de todo tecnicismo, con un rigor y una claridad que a muchos parezcan imposibles en el campo de la filosofía moral.
La inteligencia artificial ha llegado para hacernos desaparecer o somos los humanos más indispensables que nunca?En un mundo donde las proyecciones distópicas se imponen y plantean un escenario en el que la inteligencia artificial provoca, si no la extinción de la humanidad, sí una era de penalidades, La guerra imaginaria aporta una visión realista y alejada de las hipótesis sensacionalistas que sugieren tanto los humanistas del apocalipsis tecnológico como los gurús mesiánicos de la tecnología.Con una mirada escéptica y crítica, Fernando Bonete abre un diálogo honesto y riguroso sobre los miedos y las esperanzas de la humanidad, dentro del impulso digitalizador y de las grandes transformaciones sociales que ha traído la última década.Inspirándose en la visión humanística de Isaac Asimov, el padre de la robótica y, como se ve en este libro, una mente lúcida y clarividente, La guerra imaginaria no solo refuta las predicciones más sombrías acerca de estas tecnologías, sino que celebra todo su potencial como herramientas en nuestra búsqueda de progreso.
En estos tiempos confusos, parece no haber día en que no se cuestione el papel que debe tener la filosofía en las aulas de secundaria y bachillerato, e incluso en la propia universidad. Aunque la cuestión viene de lejos, pues en sus comienzos ya se debatía sobre la relación de alguna de sus formas con la corrupción de menores, sorprende la insistencia de este cuestionamiento, habida cuenta de que los argumentos que se esgrimen en contra de la filosofía –escasa o nula utilidad, casi completa desvinculación del mercado de trabajo– también podrían dirigirse contra otras disciplinas no tan disputadas, no solo humanísticas, sino también científicas. A contracorriente de los argumentos al uso, este libro reivindica para la filosofía un papel decisivo en las aulas. Sin embargo, como deja claro el libro, no hay papel sin actores que lo interpreten: desde su propia experiencia docente los autores de este volumen proyectan su idea de lo que debe ser el profesor de filosofía, ese educador tan denostado.
Atravesamos una crisis del humanismo. El término está casi obsoleto. Su dificultad para respirar no proviene de discursos despectivos hacia el hombre, no nos equivoquemos. Es a través de la compasión como este nuevo humanismo, vaciado ya de sustancia, se extiende como un cáncer. Al querer ser mejor humano, sólo humano, demasiado humano, el hombre moderno genera quimeras. El nuevo hombre soñado por los regímenes fascistas o soviéticos era un anticipo del hombre aumentado con el que sueñan los transhumanistas; de la misma manera, el Untermensch (infrahumano, como llamaban los nazis a los no arios) encuentra hoy sus avatares en una muchedumbre que no se ajusta al proyecto deseado para la humanidad. La tentación de definir al hombre a partir de sí mismo lo relega a esa condición inferior. Sólo una imagen del hombre que lo salva impide esta división idólatra ¿Por qué?