Narnia… donde todo puede ocurrir, y casi siempre ocurre… donde comienza la aventura.
El Viajero del Alba es el primer barco que Narnia ha visto en siglos. El rey Caspian lo ha construido para su viaje en busca de los siete lores, hombres buenos a los que su malvado tío Miraz desterró cuando usurpó el trono. El viaje lleva a Edmund, Lucy, su primo Eustace y Caspian a las islas del este, más allá del Mar de Plata, hacia el país de Aslan en el Fin del Mundo.
«Hablar de extrarradio y de periferia significa hablar de clase obrera, de bloques de ladrillo y hormigón, de toldos verdes comidos por el sol, de pisos sin ascensor y de cierto porcentaje considerable de población migrante en edad de trabajar. Aunque se conocen como barrios de clase trabajadora, también los habitan muchas personas sin empleo que se arriesgan a perder una muela por no poder empastarla».
Mientras que la literatura obrerista se ha encargado de romantizar el mono azul de trabajo y la academia feminista aboga por romper techos de cristal, las condiciones de quienes se encargan de lavar los primeros y barrer los segundos han quedado totalmente descuidadas y olvidadas. Cargadas de razones y muy cansadas de cuidar para que otras concilien, un centenar de Hijas del hormigón le han contado a la politóloga Aida dos Santos su día a día, porque la precariedad y las privaciones no siempre las recoge la estadística. Ahí donde leas «Esto a mí también me pasa» y asientas en silencio estará la prueba de que lo que te atraviesa a ti, nos limita a todas.
Narnia... la tierra entre el farol y el castillo de Cair Paravel, donde los animales hablan, donde ocurren cosas mágicas...y donde comienza la aventura.
Peter, Susan, Edmund y Lucy van de regreso al internado y se encuentran en una lúgubre estación de tren cuando reciben el llamado (del propio cuerno mágico de Susan) para regresar a Narnia, la tierra donde gobernaron como reyes y reinas y donde se necesita de su ayuda urgentemente.
Estocolmo, 1901. En el Grand Hôtel todo está listo para albergar el banquete de los primeros Premios Nobel mientras la dirección mantiene una reunión de urgencia para encontrar una solución a la pésima gestión que está a punto de llevar el hotel a la bancarrota. Hasta que alguien propone el nombre de una mujer: Wilhelmina Skogh, propietaria de varios hoteles situados junto a la red ferroviaria que recorre el país. Una mujer que cree en el trabajo duro, la disciplina, la excelencia en el servicio y en la capacidad de las mujeres para ejercer responsabilidades que hasta entonces les habían estado vetadas. Wilhelmina responde a la oferta con una carta en la que plantea que el hotel debe asumir una importante y costosa renovación para poder ser rentable. La dirección acepta sus propuestas y ella se traslada a Estocolmo. Enseguida conoceremos a las mujeres que la acompañarán en su aventura: Elisabet, vieja amiga y dama de la corte que es huésped permanente del hotel; Ottilia, camarera en uno de los hoteles de Wilhelmina que sueña con trabajar en Estocolmo; Margareta, jefa del servicio de limpieza, atrapada en un matrimonio abusivo... Un grupo de mujeres que a lo largo de la novela mostrarán sus secretos, sus sueños, sus amores... y, sobre todo, la férrea amistad que las sostiene.
Narnia… donde los caballos hablan y a los ermitaños les gusta la compañía, donde los hombres malvados se convierten en burros, donde los muchachos van a la batalla… y donde comienza la aventura.
Durante la Edad de Oro de Narnia, cuando Peter es Sumo Monarca, un niño llamado Shasta descubre que no es hijo de Arsheesh, un pescador de Calormen, y decide huir lejos, hacia el norte, a Narnia. Al ser confundido con otro fugitivo, Shasta llega a descubrir quién es en realidad e incluso encuentra a su verdadero padre.
Una audaz y maravillosa reflexión sobre cómo algunos animales sienten el entorno y cómo su percepción abre nuevas formas de apreciar lo que nos rodea.
Richard Dawkins sugería que podemos ver el mundo de manera inusual para recuperar la sensación de estar en un mundo nuevo, y eso es lo que nos invita a hacer esta exploración de la herencia evolutiva de los sentidos. A través de trece ejemplos conoceremos un modo asombroso de captar el entorno y aprenderemos sobre nuestra propia percepción. Los seres sintientes con los que compartimos el planeta nos enseñan una forma renovada de advertir lo que nos rodea, y conociendo sus historias accederemos a una vivencia del mundo fascinante.