Cuando en 1953 se estrenó en París Esperando a Godot, pocos sabían quién era Samuel Beckett, salvo, quizá, los que ya lo conocían como exsecretario de otro irlandés no menos genial: James Joyce. Por aquellas fechas, Beckett tenía escrita ya gran parte de su obra literaria; sin embargo, para muchos pasó a ser «el autor de Esperando a Godot». Se dice que, desde aquella primera puesta en escena -que causó estupefacción y obtuvo tanto éxito- hasta nuestros días, no ha habido año en que, en algún lugar del planeta, no se haya representado Esperando a Godot. El propio Beckett comentó en cierta ocasión, poco después de recibir el Premio Novel de Literatura en 1969, que Esperando a Godot era una obra «horriblemente cómica». Sí, todo lo horriblemente cómica que puede resultar la situación de dos seres cuya grotesca vida se funda en la vana espera de ese ser al que llaman Godot.
Estambul es un retrato de una de las ciudades más fascinantes de la Europa que mira a Asia. Pero es también una autobiografía, la del propio Orhan Pamuk. Su historia empieza en la infancia, recordando cómo tomó conciencia de que vivía en un espacio plagado de melancolía, un lugar que arrastraba un pasado glorioso e intentaba hacerse un hueco en la «modernidad». Esta elegía sirve para acercarnos a villas fantasmagóricas y callejuelas secretas, a estatuas valiosas y mutantes, a pintores, escritores y célebres asesinos. A una ciudad donde, por encima de todo, destaca el terapéutico Bosforo, que en la memoria del narrador es vida, salud y felicidad.
Alberto Ruiz-Tagle, fascinante y seductor poeta autodidacta habitual de los talleres literarios del Chile de Salvador Allende, y Carlos Wieder, piloto de las fuerzas aéreas chilenas que escribía versículos de la Biblia con el humo de una avioneta tras el golpe de estado de Pinochet: una y otra cara de la misma moneda, uno y el mismo oscuro personaje. Un individuo, encarnación pura del mal y la crueldad, que el narrador de esta historia, el alter ego de Bolaño y perenne detective salvaje Arturo Belano, se cuida de desmenuzar.Esfumado durante la transición democrática, el poeta y el investigador Abel Romero irán tras sus huellas y las de las desaparecidas hermanas Garmendia para hacer justicia al margen de la ley. La búsqueda conducirá sus pasos a ambos lados del Atlántico, de Chile y México a Barcelona y Blanes, hundiéndose en el más profundo vórtice de la infamia.
En esta magnífica colección de relatos, Rosamunde Pilcher explora con extraordinaria sensibilidad y talento las diversas facetas del alma humana.
Una joven a punto de contraer matrimonio recibe unos consejos sorprendentes de su abuela; un niño pequeño se ve obligado a asumir las responsabilidades del cabeza de familia; un marido joven intenta revivir las experiencias de soltero... Historias de pequeños dramas domésticos, relatos de amor e infortunio, de felicidad y desesperación...
Cuando el sofisticado superordenador de la NSA -la agencia de Inteligencia más poderosa del mundo- intercepta un código que es incapaz de descifrar, ésta debe recurrir a su mejor criptógrafa, Susan Fletcher.Fletcher descubrirá algo que hará tambalear las más altas esferas de poder: un intrincado código que, si llegara a hacerse público, podría provocar el mayor desastre de la historia de los servicios de inteligencia de Estados Unidos. Atrapada en una espiral de secretos y mentiras, Fletcher quiere salvar la agencia en la que cree pero, traicionada por todos, pronto se da cuenta de que debe luchar no sólo por su país, sino también por su vida. Una batalla por la supervivencia, una carrera crucial para destruir una creación de increíble sabiduría que amenaza con poner en jaque el equilibrio del poder mundial...para siempre.Un trepidante y vertiginoso thriller que transporta a los lectores desde las calles de Sevilla o los rascacielos de Tokio hasta el corazón de uno de los organismos más secretos del mundo. La primera novela de Dan Brown.
La ambición y la intriga son las únicas pasiones de este hombre político, carente de escrúpulos y moral, que navega a través de las convulsiones sociales y políticas de la Francia revolucionaria y del imperio sin mudar el gesto. Como muy bien dice Zweig: «Los gobiernos, las formas de Estado, las opiniones, los hombres cambian, todo se precipita y desaparece en ese furioso torbellino del cambio de siglo, sólo uno se queda siempre en el mismo sitio, al servicio de todos y de todas las ideas: Joseph Fouché».