«Todo cambia, pero nos quedan los recuerdos. Se levantarán edificios, se asfaltarán los arrabales, se urbanizarán los descampados, pero tú recordarás siempre la geografía de este verano. La realidad es una alegoría para la memoria. Todo lo que nos afecta permanece en nosotros, aunque se pierda en el tiempo.»
Borges y Bioy Casares compartieron cincuenta años de amistad literaria, buena parte de los cuales los pasaron encerrados, escribiendo juntos. Eran el mismo otro: un tercer escritor, inasimilable a uno tanto como al otro, profundamente excéntrico. De ahí que Bustos Domecq y Suárez Lynch -los alias con que formalizan la existencia del Tercer Escritor- sean algo más que seudónimos. Son escritores de derecho, tan autores como los autores que los inventaron. En ese otro llamado Bustos Domecq o Suárez Lynch descubrieron la posibilidad prematura, y por eso doblemente fascinante, de esa experiencia de balbuceo, inestabilidad y desequilibrio que Adorno llamó "estilo tardío", y que los artistas, según él, sólo alcanzaban una vez que eran dueños absolutos de sus medios artísticos. El estilo tardío es el malestar hecho estilo, una suerte de implosión que sacude la obra y la vuelve contra sí misma, al precio incluso de liquidarla. Esa obra maestra enferma, irreconocible para sí misma, Adorno decía que sólo podía aparecer al final de algo. Con la obra del Tercer Escritor, Borges y Bioy demostraron que también podía aparecer en el medio, en una zona de pasaje, que la pasión política podía ser su motor activo, el chiste al cuadrado su lógica de vértigo y la risa su signo, su huella digital y su música.
Descubre el final de la bilogía Cuerpos y Almas de @mamacasquet
Todo cuerpo es un disfraz. Toda alma esconde una verdad.
""¿Que es lo evidente?", te preguntarás. Lo evidente es que todo forma parte de un plan maestro para que las almas se encuentren".
Así comienza el enigmático manuscrito que el hombre de las gafas redondas entrega a Ruth en el momento más desconcertante de su vida. Entre sus páginas, ella encontrará un hilo del que tirar para deshacer su madeja de disfraces y mentiras.
¿Quien es ese desconocido que aparece y se desvanece como por arte de magia en las noches más locas de Madrid? ¿Por que se tropieza siempre con el en esas madrugadas de polvos blancos y pastillas del amor? ¿Pueden dos almas sincronizarse con un choque de pupilas?
«¿Qué es lo evidente?, te preguntarás. Lo evidente es que todo forma parte de un plan maestro para que las almas se encuentren».
Así comienza el enigmático manuscrito que el hombre de las gafas redondas entrega a Ruth en el momento más desconcertante de su vida. Entre sus páginas, ella encontrará un hilo del que tirar para deshacer su madeja de disfraces y mentiras.
¿Quién es ese desconocido que aparece y se desvanece como por arte de magia en las noches más locas de Madrid? ¿Por qué se tropieza siempre con él en esas madrugadas de polvos blancos y pastillas del amor? ¿Pueden dos almas sincronizarse con un choque de pupilas?
Cuando Luis García Montero escribió Un año y tres meses ("Una conmovedora lección de duelo" Luis Bague Quílez, El País; "Una tabla de salvación ante el naufragio" Josep Cuní, El Periódico) para contar la convalecencia y la despedida de su mujer, la escritora Almudena Grandes, en realidad había compuesto el capítulo final de una larga historia de amor que se inició muchos años antes y que había ido contando, como en un hilo rojo, en composiciones dedicadas a ella en sus sucesivos libros de poesía.á áAlmudena reúne los poemas de amor que el autor le fue dedicando a su mujer entre 1994 y 2021, y puede leerse como una historia completa que va del enamoramiento en Completamente viernes, hasta la vida en pareja de La intimidad de la serpiente, los afectos de madurez de Vista cansada, los compromisos compartidos de Un invierno propio, la complicidad de A puerta cerrada, y la resistencia en común de No puedes ser así. Breve historia del mundo.
Continúa el camino de Sempiterno, un acercamiento personal y afectivo a cada día que nos toca en suerte.
Una preciosa continuación a Sempiterno, su cautivador libro objeto, tras la que Defreds nos propone su prolongación bajo el signo del Amanecer.
Organizado por partes tituladas como los libros que ha ido publicando el autor hasta la fecha, Defreds rinde un particular homenaje al devenir de su vida y su trayectoria, desde aquel Casi sin querer, que lo descubrió al mundo, como el reciente y delicioso Siempre. Cada línea de sus escritos señala su evolución como persona y como creador, sus afectos, inquietudes, ilusiones y el reto de cada día, acompañados por las ilustraciones de Naranjalidad que tanto gustan a sus seguidores.