Suiza, 1942. En plena Segunda Guerra Mundial, el Gobierno Federal decide cerrar la frontera a los refugiados. Hermann Messmer ayuda a un judío a entrar ilegalmente en el país, aunque poco después el hombre desaparece en la espesura del bosque.
Setenta años más tarde Max Müller, un famoso pintor, yace inconsciente en su estudio de Zúrich. Le han disparado con una pistola de clavos. Unos meses antes Gottfried Messmer, el hijo de Hermann, recibe el legado de su padre: un bastón y una carta lacrada, depositados en una caja de seguridad de un banco suizo. El bastón esconde un lienzo valioso, Waldinneres, y la carta, escrita por Hermann, insta a Gottfried a encontrar a su dueño legítimo.
La búsqueda llevará a Gottfried a indagar en la vida de su padre, a quien apenas conoció, y lo que va a encontrar en el pasado le llevará a cuestionarse su presente y su futuro. ¿Cómo llegó el cuadro a manos de Hermann? ¿Dónde está el dueño del lienzo? ¿Qué sabe Max Müller?
Ahora la Tierra tiene cuatro siglos para defenderse de lo inevitable: la llegada de los Trisolaris. Los colaboracionistas humanos pueden haber sido derrotados, pero los sofones permiten a los extraterrestres acceder a la información de la humanidad, dejando al descubierto toda estrategia de defensa.
Solo la mente humana sigue siendo un secreto, y ahora también la clave del acuciante plan que urdirán tres estadistas, un científico y un sociólogo.
A diferencia de su hermano Boyd, Virgil Caudill nunca se ha metido en problemas. Trabaja como basurero y solo aspira a comprar la vieja cabaña de su padre y a casarse con su novia del instituto. Sin embargo, su vida da un vuelco cuando Boyd es asesinado. El código no escrito entre la gente de los cerros de Kentucky establece que los Caudill deben vengarse, y todo el mundo ―incluso el sheriff― espera que Virgil actúe. Agobiado por la situación y las consecuencias de una elección imposible, Virgil decide huir a Montana, donde conocerá a un inquietante grupo de gente armada que no acata las leyes ni paga impuestos. Publicada originalmente en 1997, la primera novela de Chris Offutt explora la necesidad que tenemos de pertenecer a un lugar y una comunidad.
El protagonista de esta brillante novela detectivesca, Vice (así apodado por su cargo de vicecomisario de policía), es un hombre peculiar: esceptico, carcomido por el cáncer pero fumador empedernido, tiene colgado en su despacho el grabado original de Durero El caballero, la muerte y el diablo. Vice investiga el asesinato de un poderoso abogado y político, un crimen aparentemente cometido por unos terroristas que se hacen llamar "los Hijos del 89", en alusión a la Revolución francesa. Y mientras el vicecomisario se adentra en los entresijos del caso, esta ágil y sarcástica ficción policiaca va convirtiendose –como ocurre en la mayoría de obras de Leonardo Sciascia– en una amarga y lúcida reflexión sobre la desconcertante verdad del mundo en que vivimos, un mundo del que "el diablo estaba tan cansado que prefería dejarlo todo en manos de los hombres, más eficaces que el".
LA NUEVA NOVELA DEL PREMIO CERVANTES
Un magistral relato de aventuras lleno de humor
«Su obra refleja la viveza de la vida cotidiana convirtiendo la realidad en una obra de arte con excepcional altura literaria».
Jurado del Premio Cervantes
Esta es la historia de una princesa de la nobleza rural de los Cárpatos que llevaba una férula ajustada con tornillos de cabeza avellanada y correas de vaqueta en la pierna izquierda. De un peluquero escultor de caballos, de barba frondosa abierta en dos alas, que creía haber inventado el carrusel. De un factor de comercio, también de barba frondosa en dos alas, que se creía hijo del emperador Maximiliano. Y de un cocinero hablantín y marrullero que salvó de morir a un dictador. El peluquero inventor termina sus días envenenado y su cadáver es lanzado al fondo de un río. El factor de comercio termina los suyos frente a un pelotón de fusilamiento. Y el cocinero tiene su fin arrastrado por una embravecida corriente de lluvia, en estado de ebriedad. Empieza en 1905 en la aldea de Siret, entonces territorio del Imperio austrohúngaro, y acaba en Managua en 1917, bajo la ocupación militar de los Estados Unidos, con una conspiración de final inesperado.
Además de ser una de las grandes novelas del siglo XX, El caballo rojo es un apasionante documento histórico, que abarca la historia de Italia e indirectamente la de Europa desde los inicios de la Segunda Guerra Mundial hasta la década de los setenta. Sigue la pauta de la gran novela rusa, al estructurar la historia en torno a una amplia familia y sus amigos, sus trabajos y alegrías, sus hijos y la muerte, aunque conserva el carácter propio de la novela mediterránea.
Su autor participó como oficial en la campaña de Rusia, y sus descripciones tienen la fuerza de lo vivido, como también sucede en los relatos de guerra en el norte de África y en los Balcanes, pues Corti acudió a testigos presenciales para documentarlos. Consigue así una coherente unidad en los sucesos bélicos, y un realismo desgarrador, que se une a su maestría en la creación de personajes.