Segunda entrega de la monumental edición del Diario de Gide en cuatro volúmenes, considerado su obra cumbre.
En el segundo volumen de su Diario, André Gide alcanza la madurez como escritor y continua reflexionando sobre una obra literaria que, con lirismo, sutileza y vocación experimental, avanza desde El retorno del hijo pródigo hasta Los falsificadores de moneda, quizá su obra más conocida y sin duda una de las más influyentes del siglo XX. El escritor explora y analiza en estas páginas cuestiones de conciencia vinculadas a su matrimonio blanco, su fe vacilante y su homosexualidad, pero también pasa revista a uno de los períodos más convulsos de la historia del siglo XX, cuando la sociedad europea va dejando atrás la despreocupación de la belle époque para internarse en el cruento panorama de la Gran Guerra y finalmente superarla.
Tercera entrega de la edición en cuatro volúmenes del monumentalDiariode André Gide, considerado su obra cumbre.
En el tercer volumen delDiario, nos adentramos en el periodo de entreguerras, cuando la despreocupación incial de los años veinte se va ensombreciendo por los presagios y amenazas de un nuevo conflicto mundial. En la misma época, el comunismo se afianza entre los intelectuales franceses, y André Gide, nunca ajeno a la historia, se convierte en una suerte de intelectual comprometido. Sus dudas y reposicionamientos como figura pública quedan registradas en estas páginas, que también contienen un implacable autoanálisis de su vida privada, marcada por su homosexualidad y su cada vez más difícil matrimonio blanco con su prima.
El cuarto y último volumen delDiariose inicia con una Francia en guerra. Siguen años de zozobras nacionales y personales. André Gide decide dar un paso al costado de la vida pública regida por la ocupación y, durante el conflicto, retirarse a vivir en la Costa Azul, Túnez y Argelia, lugares en los que se vuelve patente su aislamiento. Con la liberación, puede volver a París, pero le cuesta encontrar su sitio en un ambiente intelectual sumamente politizado y polarizado. Más que nunca, la escritura íntima es un refugio, el contrapunto privado de galardones públicos como el doctorado honorífico otorgado por la Universidad de Oxford y el Premio Nobel.
Uno de los escasos relatos en la historia de la exploración polar protagonizado por una mujer inusual. Cuenta su vida durante el año que pasó en Groenlandia con ocasión de la expedición de 1891 comandada por su marido, Robert Peary, que habría de ser una de las figuras centrales en la pugna ártica. En la bahía McCormick, al norte de la isla, construyen un refugio en madera y allí convive, en duras condiciones, con la población local. Tras el impacto que le provocan sus extrañas costumbres, nuestra dama comparte experiencias con las mujeres inuit, de cuya vida, hábitos y cultura deja registro detallado en estas páginas. Nos habla del cosido y tratamiento de las pieles con las que se visten, de la comida, de la vida familiar en el interior del iglú, de sus desplazamientos en trineo, del emparejamiento o de hábitos terribles como el infanticidio cuando se quedan viudas. Presencia escenas de extrema violencia hacia ellas y hasta un episodio de Pibloktop, o histeria ártica, fenómeno ligado a la dureza de su condición femenina. Información enormemente valiosa para la incipiente etnología de la época que desconocía la vida cotidiana de las poblaciones aborígenes árticas, pero también asoma en estos diarios el aguijón de la aventura extrema, la observación y registro de la belleza feroz de ese entorno hostil, junto a un plácido canto a la vida al aire libre y el placer de los pequeños detalles. Isabel Coixet se inspiró en esta valerosa mujer para el personaje principal de su película «Nadie quiere la noche».
En 1935, W. H. Auden, Christopher Isherwood y Stephen Spender, los tres escritores ingleses más importantes de su generación, llegan a Sintra, antigua capital de Portugal. Su idea es alquilar una casa grande donde poder vivir todos juntos para siempre. En la localidad lusa se dedican a escribir y a conversar, y mantienen un diario común de diciembre de 1935 a agosto de 1936 en el cual todos son responsables de contar historias y anotar sus observaciones. La guerra está de fondo, muy cerca: en julio de 1936 estalla la Guerra Civil Española, prueba general de la Segunda Guerra Mundial. La política y los sentimientos se funden y chocan mientras aparecen en los diarios inspiraciones que luego se trasladarían a sus obras. Son páginas rescatadas del olvido: Matthew Spender, hijo de Stephen, se ha hecho cargo de la edición y el resultado es un texto en el que el lector podrá vivir en primera persona los destinos de algunas personalidades excepcionales de la cultura del siglo XX. Sintra evocaba grandes figuras literarias como el libertino William Beckford, que compró aquí una villa y creó un jardín, o Byron, que en Sintra escribió parte de Las peregrinaciones de Childe Harlod... todos ellos contribuyeron a hacer de la ciudad un sinónimo de libertad, un lugar mítico con tintes nostálgicos. Los tres intelectuales huyen de una Inglaterra homófoba (donde el delito de homosexualidad no se abolió hasta 1967) y encuentran en Sintra un espacio ideal para vivir libremente, el diario refleja ese deseo de encontrar un lugar fuera del mundo mientras Europa se desmorona.