Hemos partido en esta selección de cuentos de Jacob y Wilhelm Grimm —más conocidos por su nombre conjunto de «Hermanos Grimm»— de la traducción histórica que realizó José Sánchez Biedma para la que fue la primera publicación de estos cuentos traducidos al castellano desde su original en alemán, que la casa Gaspar y Roig de Madrid publicó en 1867 con una selección de 46 de los ya muy famosos cuentos bajo el título Cuentos escogidos de los Hermanos Grimm.
Casi siempre ignorado por sus contemporáneos, el genio atormentado de Edgar Allan Poe no tardó en ser reconocido tras su muerte por autores de la talla de Baudelaire, Dostoievski, Jules Verne o Mallarmé. En la actualidad, sus cuentos son considerados como perfectas obras pioneras del terror psicológico y también de otros géneros como la narración detectivesca o la ciencia ficción. Además de recopilar todos sus relatos breves, este volumen se abre con una completa introducción al universo tenebroso y oscuro de Poe, y presenta la célebre traducción de otro maestro del cuento: Julio Cortázar.
En 1697, a la edad de sesenta y nueve años, Perrault publicó Historias o cuentos de tiempos pasados, con moralejas (Histoires ou contes du temps passé, avec des moralités). Los personajes que emplea son hadas, ogros, animales que hablan, brujas, princesas y príncipes encantados, entre otros. Esta colección incluía cuentos como Cenicienta, La Bella Durmiente y Caperucita Roja. Aunque muchos de estos cuentos ya existían, la versión de Perrault los popularizó y les dio un enfoque literario distintivo. Una característica de los cuentos de hadas de Perrault es la inclusión de moralejas al final de cada historia, el autor incluye una enseñanza moral referente al contenido de cada historia, para destacar los valores de estos.
Miguel de Unamuno (1864-1936) dejó plasmada en sus cuentos toda la heterodoxia, toda la libertad creativa y toda la coherencia de pensamiento por las que se le reconoce como uno de los autores fundamentales de la literatura española. Desde una posición estratégica a caballo entre los siglos xix y xx, Unamuno utilizó sus cuentos, entre otras cosas, como excelente material donde desarrollar sus ideas y abordar las obsesiones que continuarían en el resto de su producción literaria. En este volumen anotado y editado por el especialista J. Óscar Carrascosa Tinoco se recogen, hasta reunir el corpus cuentístico del autor vasco, todos los relatos publicados por Unamuno tanto en libros como en las diversas cabeceras periódicas en las que colaboró, así como aquellos que permanecían inéditos. Desde el inaugural «Ver con los ojos», de 1886, hasta «Una tragedia», de 1923, contando con un buen número de cuentos sin fechar, el lector encontrará en esta rigurosa edición casi un centenar de relatos con los que comprobar, o recordar, la altura creativa de Unamuno.
Por obras tan rotundas como El amante de Lady Chatterley o El arco iris, David Herbert Lawrence (1885-1930) no solo pasó a la historia de la literatura, sino que lo hizo como un provocador e incómodo crítico de la sociedad, pero también –y en ocasiones de forma injusta– como un autor erótico, decididamente obsceno al que había que leer a escondidas.
El conjunto de su narrativa breve, sin embargo, viene a demostrar que la literatura de Lawrence podía ser tan compleja y variada como lo fue su autor –poliédrico, dinámico, puro instinto, arrebato y pasión–, y despertar la admiración de autores como Ezra Pound, Ford Maddox Ford, E. M. Foster, Anthony Burgess o Aldous Huxley.
Los setenta y tres cuentos y quince fragmentos reunidos en este volumen constituyen la obra narrativa completa de Katharine Mansfield (1888-1923). Su talento para revelar las melancólicas corrientes que fluyen bajo los pequeños incidentes de la vida cotidiana, y su tratamiento desapegado y aun así preciso y minucioso, le han valido la consideración de maestra indiscutible del cuento moderno. Cuadros de familia, escenas matrimoniales, episodios de soledad en parajes idílicos o en abigarrados lugares de tránsito, en Nueva Zelanda o en Europa, anécdotas de la convivencia pasadas por el filtro cáustico de la «conciencia psicológica”, componen su mundo narrativo, donde los momentos críticos de una vida siempre corren el peligro de pasar desapercibidos entre las triviales distracciones e irritaciones del quehacer doméstico. En su momento comparada con Chéjov, a veces pesimista y atroz, con un humor irreverente, hay en sus cuentos, sin embargo, momentos de iluminación y reconocimiento que explican «esta manía de seguir viva» que tal vez le pesa más que la anima. Sus personajes son víctimas, como señala Ana María Moix en el prólogo de esta edición, de la «enfermedad incurable» de «ser sólo el sueño de lo que pudieron ser».