Ni bien llega a La Plata, enviado a sacar fotos para una nueva colección de libros sobre ciudades, Nicolás Almanza conoce a los Lombardo, una familia que lo trata con excesiva confianza pero ejerce en él una atracción resistente a cualquier tipo de advertencia. La aventura de un fotógrafo en La Plata (1985), además de contar con las virtudes narrativas más famosas de Bioy, se destaca por sus fuertes dosis de humor y terror. En Un campeón desparejo (1993) el taxista Luis Ángel Morales pierde sus históricas inhibiciones gracias al brebaje de unos amables pasajeros y, casi sin darse cuenta, su destreza para las peleas, que tan bien se ajusta a su oficio, empieza a hacer honor a esos dos nombres que carga en homenaje a Firpo, el mítico Toro de las Pampas. Por su parte, la expedición interplanetaria a la que se lanzan el periodista Javier Almagro y su novia Margarita en De un mundo a otro (1998) convierte esta última novela de Bioy en la más impredecible, alucinante y quizás aireana de una obra que ocupa en el gran podio de la literatura argentina un lugar de privilegio inamovible.
La relación que cultivaron por más de medio siglo Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares escribió uno de los capítulos más singulares de la literatura del siglo la obra en colaboración que publicaron con los seudónimos comunes H. Bustos Domecq y B. Suárez Lynch. Del mismo modo, la notoria pasión que compartieron a lo largo de sus vidas por la narrativa encontró expresión en esta antología beneficiada por el privilegio de su selección exquisita, cuya singularidad se encuentra en la brevedad de las piezas que la componen. Si cada uno de los ciento diez cuentos que forma parte de este libro tiene reservado algo de la diversión que Borges y Bioy encontraron en su lectura, el conjunto puede considerarse al mismo tiempo celebración de las letras y de su amistad.
La relación que cultivaron por más de medio siglo Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares escribió uno de los capítulos más singulares de la literatura del siglo la obra en colaboración que publicaron con los seudónimos comunes H. Bustos Domecq y B. Suárez Lynch. Del mismo modo, la notoria pasión que compartieron a lo largo de sus vidas por toda forma de literatura fantástica encontró expresión en esta antología beneficiada por el privilegio de su selección exquisita, cuya singularidad se encuentra en sus entradas referidas a las formas en que la humanidad se figuró premios y castigos eternos, cielos e infiernos. Si cada uno de los ciento sesenta y cuatro textos que forma parte de este libro tiene reservado algo de la inspiración que Borges y Bioy encontraron en su lectura, el conjunto puede considerarse al mismo tiempo celebración de la imaginación y de su amistad.
La de Bioy Casares es una obra extraordinaria y vigente que, además, ofrece una especie de enigma: esa etapa entre 1929 y 1940 en la que publicó varios libros de los que él mismo prefirió no acordarse. En Memorias, sin embargo, ofrece algunas precisiones al respecto.
En estas páginas habla también de sus primeros perros y caballos, de sus disidencias con el grupo Sur, de su acceso al género fantástico a partir de un espejo veneciano en el cuarto de vestir materno, de su compleja relación con Silvina, de ese folleto sobre el yogur y la leche cuajada que significó el debut de una de las sociedades literarias más destacadas de todos los tiempos con Jorge Luis Borges, de la estancia de los Bioy en Pardo y de un inolvidable hotel que lo motivó a escribir ese particular cóctel que él define con toda naturalidad y terminó por convertirse en uno de los estilos más reconocibles de la literatura argentina: "historias donde conviven animales feroces, que sugieren épocas bárbaras y frívolos turistas de nuestro tiempo".
Paulo Coelho vuelve a ofrecernos una inspiradora fábula que nos invita a reflexionar sobre nosotros mismos y a encontrar nuestro propio camino.«Continúa por el camino del arco, pues es el recorrido de una vida. Pero debes saber que un tiro correcto y certero es muy diferente a un tiro con paz en el alma.»
Desde Zona sagrada hasta Terra Nostra, la narrativa de Carlos Fuentes oscilaba entre la sobriedad en el relato y la obra como una broma que asaltaba la realidad para trastocarla.
En sudiscurso de ingreso en El Colegio Nacional hizo ver la similitud de obras totalizantes, como Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes y Finnegans Wake de James Joyce.
Discurso que se extiende, retrocede y avanza en estos ensayos que incitan a revisar y releer estas y otras obras que rompen la realidad e inventan una nueva, alterna y paralela, pero llena de rebelión, que resaltan sus características y nos hacen ver el mundo con otros ojos; por ejemplo, el Quijote desde antes de ser escrito, revisado en su época y a lo largo de su existencia, en su España árabe y judía y ya contaminada del Nuevo Mundo, con sus personajes reales y ficticios que salen de otros libros y asaltan otras literaturas.
Una incitación a la lectura rebelde, y a rebelarse, con una fantasía que es mejor y más vital que cualquier realidad posible.
Las cartas de James Joyce son, sin duda, uno de sus grandes tesoros literarios, una ventana indiscreta y una aproximación emocionante a su oficio de escritor, pero también a su personalidad más íntima y secreta. Sentados delante de este fresco incomparable, vemos desfilar su personalidad abrasadora e indomable, sus celos incontrolables, un sorprendente apego a la familia y una inmensa angustia mientras compagina, en un difícil equilibrio, las ansias de creación literaria con su angustia por publicar: la certeza de que él es un escritor imbatible, convencido de su superioridad intelectual.Recibidas al principio como un documento de vital importancia, estas cartas se han convertido con el tiempo en una parte esencial de la obra de Joyce, una cima literaria en sí misma, la prueba concluyente de que fue uno de esos extraños talentos que transformó en material artístico incluso lo que no tenía intención de publicar. La selección canónica de Richard Ellmann y la traducción impecable de Carlos Manzano convierten a esta edición en la definitiva en nuestra lengua.
La obra maestra de Margaret Laurence, la gran figura de la literatura canadiense junto con Alice Munro, Margaret Atwood y Robertson Davies.
A sus noventa años, Hagar Shipley, testaruda e inconformista, es todavía una mujer de armas tomar. Vive con su hijo y su nuera, quienes, cansados de cuidarla y a punto de jubilarse, están pensando en trasladarla a una residencia; ella en cambio cree que todavía no ha llegado el momento y mientras espera ese fatídico día, rememora su vida. Criada en un pueblo de las llanuras canadienses e infelizmente casada, Hagar tuvo que ganarse su independencia a pulso en un mundo dominado por las apariencias y las convenciones. Su dureza de carácter, fruto de las difíciles circunstancias que le tocó vivir y del orgullo y la austeridad que le inculcaron, ha condicionado su vida.
Ambientada en las montañas del sur de los Apalaches, Demon Copperhead es la historia de un muchacho nacido de una madre soltera adolescente en una caravana, sin más patrimonio que el buen aspecto y el pelo cobrizo de su difunto padre, un ingenio cáustico y un feroz talento para la supervivencia. Relatado con su propia voz, Demon se enfrenta a los peligros modernos de los hogares de acogida, el trabajo infantil, las escuelas en ruinas, el éxito deportivo, la adicción, los amores desastrosos y las pérdidas aplastantes. A través de todo ello, se enfrenta a su propia invisibilidad en una cultura popular en la que incluso los superhéroes han abandonado a los pueblos rurales en favor de las ciudades. Hace muchas generaciones, Charles Dickens escribió David Copperfield a partir de su experiencia como superviviente de la pobreza institucional y sus daños en los niños de su sociedad. Esos problemas aún no se han resuelto en la nuestra. Dickens no es un requisito indispensable para los lectores de esta novela, pero le sirvió de inspiración. Al trasladar una novela épica victoriana al Sur de Estados Unidos contemporáneo, Barbara Kingsolver recurre a la ira y la compasión de Dickens y, sobre todo, a su fe en el poder transformador de una buena historia.