¿Estás cansado de toda esa gente que habla de emprendimiento y nunca ha tenido una experiencia de éxito tangible?
Soy Fran Villalba Segarra y, después de cometer prácticamente todos los errores que se pueden cometer montando una empresa, he conseguido hacerla crecer de forma exponencial y que ahora esté valorada en más de 40 millones de euros.
En este libro voy a enseñarte los falsos mitos del emprendimiento, sus pros y sus contras, la importancia del fracaso como factor clave para llegar a donde quieres, y los aprendizajes que coseché fruto de mis equivocaciones, para que intentes crecer de la forma más óptima posible.
Ya te adelanto que no fue fácil.
En un contexto en el que apenas se incentiva el emprendimiento, fue como intentar ascender al Everest llevando únicamente un vaso de agua. Y precisamente por eso, quiero explorar contigo lo que es la realidad de emprender, y mostrarte cuáles son los caminos más eficientes para llegar a la cima.
Solo tienes que dar el primer paso.
El sector digital lleva muchos años en auge, y seguirá estándolo por muchos más, y los profesionales digitales tienen dos caminos: trabajar dentro de empresas o prestar sus servicios desde su propia empresa, lo que denominamos una agencia de servicios digitales.
Muchas agencias surgen cada año, y casi todas se quedan por el camino o son desmontadas un tiempo más tarde dada la complejidad de la gestión de una agencia, que muchas veces es puesta en marcha por personas que técnicamente son buenas, pero que no han podido aprender de la gestión de este tipo de negocio, principalmente porque nadie habla de ello. Hay muchas herramientas de la gestión empresarial, de clientes y proyectos que pueden ser útiles y por ello las recoge este libro, pero también hay conocimientos que son propios de la gestión de agencias digitales y que se han intentado conceptualizar y reflejar a lo largo de los capítulos de este libro.
Los agujeros negros son algo mas extrano que cualquier cosa imaginada por los escritores de ciencia ccion». En estas clari cadoras conferencias el legendario fisico sostiene que si tan solo pudieramos entender los agujeros negros y la forma en que desafian la propia naturaleza del espacio y el tiempo, podriamos desvelar los secretos del universo.
Vicepresidente del Senado uruguayo, político de renombre, abogado y pensador, Ignacio de Posadas ofrece en Al rescate de un liberalismo perdido una mirada crítica a la historia del liberalismo, concluyendo en una personalísima comprensión de la filosofía de la libertad.
Para recuperar el liberalismo, Ignacio de Posadas nos pide que nos anclemos en la persona humana. La concepción de la persona humana tiene una larga tradición. Por eso nos dice: «Volvamos a mirar el pensamiento liberal a partir de sus orígenes aristotélicos, estoicos y tomistas, para ver si con esas herramientas podemos reconstruir un sistema que sea racional, coherente, antropológicamente apto y aceptable.
Por esos carriles discurrió el liberalismo clásico, de corte anglosajón: creyendo en la existencia de un orden natural y en la ubicación del ser humano, en ese orden. Optimista en cuanto al valor de la libertad como motor esencial del desarrollo humano, prudente al reconocer sus debilidades y limitaciones.
Su herramienta fue la razón, sobre todo la razón práctica, investigando, descubriendo. No la voluntad iluminada, creadora. Occidente ha derivado lejos de esos orígenes, al punto de perderlos de vista. El libro busca traerlos de nuevo a la atención de la gente.
Este libro es un recorrido por la historia del conocimiento del cielo, una narración trepidante sobre cómo se descifraron los secretos de la atmósfera mientras la humanidad ascendía cada vez más alto y ganaba perspectiva sobre su lugar en el universo.
En sus páginas se responde a las preguntas que nos hemos hecho todos alguna vez sobre por qué llueve, qué contiene el aire que respiramos y dónde comienza el espacio, pero desde el punto de vista de quienes conquistaron, paso a paso, cada rincón de la bóveda celeste. Una historia de los pioneros que subieron a las cimas del mundo para capturar las nubes, de los aeronautas que ascendieron hasta los límites del océano respirable y de los meteorólogos que revelaron la maquinaria invisible de las alturas.