Marilin es autora y protagonista de su propia historia; desde pequeña, sus sueños y anhelos la conducen y prueban sin ella saberlo, incontrolables, se transforman en aventuras, rostros y nombres, diferentes países y ciudades, trabajos pero sobre todo aprendizajes y lecciones, de las que se valdrá para alcanzar su destino.
Es común ver a autores del canon en antologías, pero es poco probable encontrar a escritores menos conocidos compartiendo el mismo dominio literario con aquellos que ya tienen un nombre hecho. De ahí la relevancia de esta colección. Instala una especie de democracia literaria, en donde prima lo que se cuenta y no el narrador y sus privilegios. Los relatos solo deben cumplir con el requisito mínimo de cualquier obra narrativa: puede que no te guste el final, pero no puedes dejar de leer. Los editores han hecho un trabajo formidable en este sentido, pues los textos presentados se acogen a este requerimiento. Marlon Soto Gutonista y Director de Cine
A los 60 años: dos panfleteros de Santiago contra un régimen tiránico, da a conocer el martirio que padecieron aquellos muchachos que en enero de 1960, llevados prisioneros al centro de torturas La 40, muchos fueron asesinados y sus cadáveres desaparecidos.
Este libro está formado por los aportes intelectuales de escritores, ingenieros, historiadores, economistas, médicos, abogados, periodistas, sindicalistas, sociólogos, religiosos, productores de televisión, deportistas, poetas, maestros, educadores; jueces y fiscales; dirigentes políticos, feministas y juveniles.
En las 536 páginas que componen el libro, consta la opinión de cada uno de los 75 coautores que tuvieron a bien exponer su criterio respecto al contenido de lo escrito por Manuel Bueno en su paso por La 40.
De igual manera, en el texto se destaca el comportamiento valiente asumido por Wenceslao Guillén, principal dirigente de Los Panfleteros de Santiago.
La obra que el lector tiene en sus manos, revela el mundo interior del personaje marcado por signos diurnos y fantásticos de la vida cotidiana y los seres atormentados de la misma, El relato iniciado desde la voz, persigue de manera insistente al personaje, cobra su forma en la medida que avanza en ritmo, unidad y escritura. El personaje se desenvuelve en sus propias circusntancias. Luz, obscuridad, rumor de sueño y fascinación se reconocen en camino y travesía, lugar de la imaginación y búsqueda narrativa.
“Aberrado placer”, es el libro de microcuentos más reciente de Leo Silverio. Es un texto compuesto por un conjunto de historias escalofriantes; sumergidas en las fauces de personajes y hechos siniestros que provocan odio, desprecio, alcanzando al repudio absoluto. He llegado a pensar en malestares somáticos como las náuseas seguidas del vómito y la falta de sueño, pesadillas. No exagero, cada microrrelato es más inmundo que el anterior hasta llegar a rechazar, por momento, el compendio literario.
De Suleimán a Patricio Lumumba, de Atilas a Mussolini suponiendo situaciones, imaginando hechos en una distopía constante. En una realidad inexistente, pero verosímil. Leo Silverio, siempre fascinado por los personajes históricos.
Hay una mezcolanza un tanto rara, pero no menos interesante, de animales enfrentados contra otras especies. Sin moralejas, sino más bien, la bestialidad de la existencia.
La negra pujaba sin hacer mucho ruido, el miedo los enmudeció. Era
tanto el miedo que se nacía con miedo. El muchacho al salir no lloró.
Parecía un pedazo de sombra en los brazos de la vieja. Lo levantó
para verlo, lo revisó, "era un macho fuerte". Entonces escucharon el
ruido de un carro que se acercaba por el camino real.
"Apaga la luz*, dijo, y un hombre salió de las sombras y sopló la
llama quedando todo en tinieblas.
Los perros aullaron con más fuerza, era tenebroso el sonido. El carro
sin luz, los perros, el silencio palpable y la oscuridad, aterrorizaban.
Se detuvo, y un nuevo ruido llenó el silencio, este ruido era especial,
como si un depredador olfateara la sangre de su presa.
La comadrona conocía ese ruido, lo había sentido y oído otras veces.
Sus dientes chocaban unos con otros, tomó al niño en un brazo, se
sentó en la esquina de la casa detrás de la tinaja y se agarró la boca
para que no escucharan el chocar de sus dientes. Esperó, el ruido
sutil se oía más cerca, se recostaron de la pared se sentía que se acercaban a la puerta.