Tokio, verano de 1947. Suspendidas sus actividades durante la Segunda Guerra Mundial, la influyente Sociedad de Tatuajes de Edo, dedicada al antiguo arte japonés del tatuaje de cuerpo entero, vuelve a recuperar sus celebraciones con un gran concurso que premie la mejor obra plasmada en la piel. Entre los participantes, mayoritariamente hombres, se encuentra la bella y rebelde Kinue Nomura, hija de un afamado artista del tatuaje, que es recibida con una ferviente ovación al mostrar la figura de una gigantesca serpiente de tinta. Relacionada con destacados miembros de la mafia local, Kinue desaparece de forma misteriosa después del evento y es hallada días más tarde descuartizada en el baño de su casa con la puerta cerrada por dentro. Aunque un vecino afirma que nadie ha entrado ni salido del apartamento, tampoco queda rastro del impresionante y codiciado dibujo en el torso de la joven. Mientras el inspector jefe Daiyu Matsushita, del Departamento Metropolitano de Policía, y su hermano Kenzo, forense que conocía y amaba a la víctima, se hacen cargo de las pesquisas, una retahíla de crímenes similares en el entorno familiar de Kinue viene a enturbiar la solución del caso.
Mientras de niña Nora Davis dedicaba las tardes a hacer los deberes en su habitación, no tenía ni idea de que su padre estaba asesinando mujeres en el sótano.
Hasta el día en que la policía llamó a la puerta.
Décadas más tarde, el padre de Nora pasa su vida entre rejas y ella es una cirujana de éxito con una existencia tranquila y solitaria. Nadie sabe que su padre es un famoso asesino en serie. Y ella está dispuesta a todo para que siga siendo así.
Entonces Nora descubre que una de sus jóvenes pacientes ha sido asesinada. De la misma horrible y peculiar manera en la que su padre mataba a sus víctimas.
Si estás leyendo esto ya sabes cómo va eso de la última carta. Lo conseguiste, yo no tuve la misma suerte. No te sientas culpable porque sé que si hubiera habido la mínima posibilidad de que me salvaras lo habrías hecho.
Necesito una última cosa de ti: deja el ejército y ve a Telluride. Mi hermana pequeña está criando a sus gemnelos sola. Es demasiado independiente y no aceptará ayuda fácilmente, pero ha perdido a nuestra abuela, a nuestros padres y ahora a mi. Es demasiado para una sola persona. No es justo. Y además hay algo más que no sabes que está rompiendo a la familia, así que necesitará más ayuda que nunca. Si yo no estoy significa que no puedo estar por Ella, no puedo ayudarles, pero tú si que puedes, así que te ruego, como mi mejor amigo, que cuides de mi hermana, de mi familia. Por favor no dejes que lo afronte sola.
Tras huir de Alemania, Nellie y Maria por fin encuentran en Nueva Zelanda un lugar seguro en el que establecerse con sus familias y abren una consulta veterinaria en un criadero de caballos. Pero su buena fortuna no dura mucho. Las consecuencias de la crisis económica mundial también afectan a su país de acogida y las dos amigas pronto deben emprender caminos separados. Además, la felicidad de Nellie y Walter comenzará a tambalearse cuando la Segunda Guerra Mundial irrumpa en sus vidas. Su hija, Grit, que colabora con las tropas estacionadas en la isla de Creta, corre un enorme peligro...
Un retrato implacable de la sociedad del malestar que arroja luz sobre la precariedad emocional y el desamparo de quienes más sufren las deficiencias del sistema sanitario», Daniel Remón.
Nadie tiene la culpa. Estas cosas pasan. Solo fue un «incidente». Esa es la palabra que más se repite a la hora de hablar del enfrentamiento entre Ricardo Montesinos, jefe de la planta de psiquiatría del hospital, y Manuel Alejandro, un joven paciente ingresado por tercera vez en la unidad de agudos. La versión oficial se empieza a desmoronar cuando un escritor en crisis, que estuvo ingresado hace veinte años en ese mismo lugar, se decide a investigar el caso y confronta los testimonios de todos los implicados.
Basada en hechos y personajes reales, El incidente es una novela polifónica que aborda cuestiones fundamentales y contradictorias en torno a la enfermedad mental: la diversidad de causas que la inducen biológicas y contextuales, los intereses detrás del aumento del malestar en nuestra sociedad o la necesidad de acabar con el estigma que la rodea sin caer en el exhibicionismo al que conduce su permanente visibilización.
Los tres vivieron en el siglo XIX, pero la manera en que conformaron sus vidas sigue resonando hoy en las nuestras. Boena Nemcová escribió a pesar de todo: de sus orígenes humildes, de la falta crónica de dinero, de escribir en una lengua minoritaria, de las obligaciones familiares que le exigía su marido, ciego al talento y a la voluntad de su esposa, de la estrechez intelectual que imponía el naciente nacionalismo checo frente a la dominación del Imperio austrohúngaro. George Sand, nacida en una familia aristocrática, no aceptó nada que no fuera la igualdad ante los hombres, como sus amantes Alfred de Musset y Frederic Chopin. Fue una de las escritoras más celebres de la Europa de su tiempo y una de las primeras mujeres que se quiso radicalmente libre. John D. Rockefeller es el primer gran ejemplo del sueño americano, del hombre forjado a sí mismo. Insensible a todo lo que no fuera acumular riqueza y poder, no dudó en eliminar rivales, arruinar empresas y arrasar la naturaleza si ello servía a sus intereses.