Todos experimentamos momentos de plenitud vinculados a la expresión directa y auténtica de nosotros mismos: momentos de contemplación de la belleza del mundo en que nuestros sentidos se abren como si lo vieran por primera vez, de intimidad y comunión con otro ser humano, de fluidez creativa, de expresión confiada y libre… Estos momentos permiten intuir lo que puede ser una vida en la que no meramente se existe, sino en la que se vive en todo el sentido de esta palabra.
Esta vida solo es posible cuando sabemos quiénes somos, cuando nos conocemos a nosotros mismos de modo experiencial: no cuando nos llenamos de ideas sobre nosotros, sino cuando nos asentamos en nuestro ser real, más allá de nuestras defensas, máscaras y falsos yoes.
Cada vez que agachamos la cabeza, nos sometemos o accedemos a peticiones irracionales, le damos un duro golpe a la autoestima: nos flagelamos. Y aunque salgamos bien librados por el momento, logrando disminuir la adrenalina y la incomodidad que genera la ansiedad, nos queda el sinsabor de la derrota. ¿Quién no se ha mirado alguna vez al espejo tratando de perdonarse la sumisión o no haber dicho lo que en verdad pensaba? ¿Quién no ha sentido, así sea de vez en cuando, la lucha interior entre la indignación por el agravio y el miedo a enfrentarlo?
Aun así, en cada uno de nosotros hay un reducto de principios donde el yo se niega a rendir pleitesía y se rebela. Tenemos la capacidad de indignarnos cuando alguien viola nuestros derechos o somos víctimas de la humillación, la explotación o el maltrato: podemos decir NO.
En el proceso de aprender a querernos a nosotros mismos, junto al autoconcepto, la autoimagen, la autoestima y la autoeficacia, que ya he mencionado en Aprendiendo a quererse a sí mismo, hay que abrirle campo a un nuevo auto: el autorrespeto, la ética personal que separa lo negociable de lo no negociable, el punto de no retorno.
Detrás del ego que acapara, está el yo que vive y ama, pero también está el yo aporreado, el yo que exige respeto, el yo que no quiere doblegarse, el yo humano: el yo digno.
A la vez que mejora su capacidad para las relaciones sociales y su pensamiento se vuelve más complejo, los adolescentes se ven invadidos por múltiples emociones y anhelos nuevos que muchas veces no son capaces de gestionar y les provocan estrés, angustia y sufrimiento que sus padres también padecen, sin saber cómo ayudarles.
La sociedad hiperconectada en la que viven agrava muchas veces estos problemas. El adolescente busca «ayuda» en la red, donde encuentra a otros jóvenes en situaciones parecidas a la suya que retroalimentan su caos emocional.
Depresión, trastornos alimentarios, autolesiones, apatía, fracaso escolar, aislamiento, abuso de alcohol y drogas, conductas violentas, tendencias suicidas, son algunos de los trastornos emocionales que se tratan en el libro, enfocado para ayudar a los padres de adolescentes a valorar los problemas de conducta de sus hijos y proporcionarles las claves necesarias para abordarlos.
El día que mi vida cayó-calló, cuenta fragmentos de la historia de vida de la autora. En la que hace énfasis en cómo salir victoriosa de las garras del dolor. Cada episodio de vida seleccionado para compartir con sus lectores muestra eventos desgarradores en los que se vio en la necesidad de sacar valor y entereza para salir del fondo donde se ha encontrado en cada uno de estos momentos.
En cada uno de los seis capítulos en que está estructurado el libro encontrarás de manera detallada las diversas situaciones enfrentadas. Entre ellas divorcio, cáncer, duelos por pérdidas de seres especiales en su vida. En cada una de estas heridas ha encontrado un motivo para seguir adelante y aplicar esa enseñanza a su vida.
Ha decidido compartir su historia de resiliencia con el público mostrando que a pesar de las situaciones dolorosas vale el esfuerzo levantarse. Porque en este proceso de caídas y silencios hay un gran poder de transformación cuando se decide levantar el vuelo aprovechando como impulso la misma fuerza que nos lanzó al abismo.
Un bonito diario ilustrado e interactivo para que el lector llene sus días de alegría y explore su mundo interior.
Este diario creativo está repleto de frases empoderadoras, mantras, ejercicios prácticos y consejos que te animarán pàra reflexionar sobre lo que te hace feliz y te inspirarán a sacar partido a tu felicidad de manera consciente.
Desarrolla hábitos saludables para potenciar tu bienestar y concéntrate en el aquí y el ahora en estas páginas llenas de ilustraciones preciosas que te ayudarán a focalizar tu atención en lo positivo.
Aprovecha el poder de la creatividad para ser feliz.
Vivimos en un mundo que nos empuja hacia un optimismo constante. Sin embargo, no tienes por qué estar feliz todo el tiempo. Existen otros sentimientos, como la tristeza, la ira y la frustración, que también son importantes, y no tiene nada de malo sentirse así, llorar, estar agobiado o no saber hacia dónde se dirige tu vida. Este libro es para todos aquellos que quieran desahogarse mediante la escritura.
Es una guía que nos brinda una perspectiva refrescante sobre el valor de las emociones negativas, un diario que es más que un libro de autoayuda, es un compañero en un viaje transformador hacia nuestro interior, hacia nuestro lugar seguro, para aceptar la tristeza y alcanzar el bienestar emocional.