Me gustaría hacer una reflexión positiva sobre esa persona autodestructiva que vive dentro de mí, pero no la tengo. Ojalá desaparecieras para siempre. Mientras tanto, intento seguir haciendo cosas que quiero, pese a mí... Aceptar que soy mediocre, apoderarme de la palabra y hacer de ello un arte, sin cambiar el mundo ni ser la mejor en nada, ha sido la única arma que he podido utilizar hasta ahora».
En esta sincera oda a la mediocridad Maialen Gurbindo, también conocida como Chica Sobresalto, explica, que, como también dice su amigo Txapa, «cuando compartes algo con alguien, pesa la mitad».
Compartir la carga para que pese menos es el arranque de este honesto y temerario libro autobiográfico, en el que Maialen nos abre las puertas -con generosidad y un talento marciano-, a sus miedos y rarezas. Y nos brinda, con la excusa de llevar a cabo el ejercicio psicoterapéutico de dar rienda suelta a sus múltiples alter egos, un relato rebosante de ingenio y sensibilidad -en un diálogo imposible entre ella y su variedad de personalidades-, en el que el autoconocimiento y la aceptación son claves de la autoestima y de una buena salud mental.