La primera historia latina de Wattpad que se ha convertido en película de Netflix
Ella: Lo último que quieres cuando tienes insomnio es que te llegue un mensaje cuando estabas a punto de quedarte dormida. Para colmo, están coqueteando contigo y tú, entre todas tus amigas, eres la que menos liga de todas. Tienes exámenes al día siguiente y no puedes creer que un idiota te esté quitando el sueño, literalmente.
Él: Por fin conociste a la chica de tus sueños y te dio su número de móvil. Le mandas un mensaje para invitarla a salir y te contesta otra que está completamente loca. Te han engañado. Te dieron un número falso. Pero te divierte que la chica que te contestó se enfade tantísimo. Y… ¿si le mandas otro mensaje?
Madrugar, escuchar las broncas de tus padres, dormirte en la primera hora de clase, mirar a tu alrededor y no encontrar a nadie interesante, estar harto de la música que escuchan todos… Esa es la historia de Alex y Elizabeth, nada fuera de lo común, hasta que un mensaje lo cambia todo.
¿Alguna vez has soñado con desaparecer? Adam, sí. No deja de hacerlo. Cuando se levanta, cuando se acuesta, cuando respira. Cada segundo de su existencia en el que se da cuenta de que Ella ya no está.
¿Alguna vez has vivido como si todo fuera un sueño? April, sí. No deja de hacerlo. Cuando hornea galletas para el grupo de terapia del señor Campbell, cuando observa a su hermano Otto crear música con una simple lata, cuando ve a Adam por primera vez.
¿Pueden tener algo en común un chico que solo vive entre sueños y una chica que solo sueña despierta? ¿Y una chica que cree tener el don de romper el corazón a los demás y un chico que lo tiene de piedra?
Quizá aún haya esperanza para ellos; quizá, juntos, sean capaces de matar monstruos de la mano y de conseguir que los planetas dejen de girar.
Ellery es nueva en Echo Ridges, pero ya lo sabe todo sobre el pueblo. Aquí, a veces, las chicas desaparecen... y sus asesinatos siguen sin resolverse. Aunque las clases no han empezado aún, la futura reina del baile ha sido amenazada y una chica ha desaparecido# y todo apunta a que Ellery también está peligro. Y es que en Echo Ridges, todo el mundo tiene un secreto, y algunos secretos son peligrosos...
Si Cassie está segura de una cosa es de que ama a Maurice Remington como nunca ha amado a nadie en la vida. No es solo su mejor amigo y compañero de piso, sino que también comparte su pasión por la literatura fantástica, el rol en vivo y el cosplay.
No obstante, Cassie sabe que nada garantiza que su amistad dure para siempre. Da igual lo profunda que sea, porque a veces parece que pertenecen a mundos muy distintos.
Mientras que Auri juega a fútbol, tiene muchos amigos y le gusta estar rodeado de gente, Cassie tiene un círculo de amistades pequeño pero muy cercano. Sin embargo, cuanto más tiempo pasa y más fuertes son sus sentimientos hacia él, mayor es el miedo de que lo que los une no sea tan fuerte como lo que los separa...
Siempre estoy dándole vueltas a qué piensan los demás sobre mí.
A quién ven en mí.
Pero contigo no me pasa.
Contigo puedo ser yo mismo.
Micah tiene dieciocho años y un único deseo: encontrar a Adrián, su hermano mellizo, que desapareció sin dejar rastro cuando su madre lo echó de casa tras pillarlo en la cama con otro chico. Mientras que sus padres guardan las apariencias, ella renuncia a su plaza de Yale y se matricula en la universidad local para seguir buscando a su hermano.
Al mudarse a su nuevo apartamento, descubre que tiene como vecino a Julian, el atractivo camarero que perdió el trabajo por culpa suya unas semanas atrás. Micah se siente fatal, pero él no le da la oportunidad de disculparse, y ella pronto descubre que el chico no deja que nadie se le acerque.
Cuanto más lo conoce, más le fascina su carácter impenetrable, al tiempo que crece el hormigueo que le invade cuando lo tiene cerca. Sin embargo, Julian guarda un secreto que podría cambiar para siempre el modo en que Micah lo ve...
En este poemario, y por primera vez, el corazón de Rayden toma la palabra
«Llamé durante mucho tiempo "amor" a lugares que no lo eran, engañándome con la complacencia y el falso sentido de pertenencia; convencido de que el callo que había creado sería amarre suficiente para poder mantener el dolor a raya sin saber que, paradójicamente, en lo que tiene que ver con la emoción, lo mismo que te sujeta, te ata.»