México es uno de los lugares más peligrosos en el mundo para ejercer el periodismo.
En nuestro país, a muchos periodistas ocupados en la cobertura de temas locales se les hostiga, amedrenta y asesina por tomar postura sobre las injusticias que revelan, por señalar el abuso del poder y por dar voz a las inquietudes de su comunidad. Alejandra Ibarra expone en este libro una verdad trágica que llena de dolor e indignación: a numerosos comunicadores en México no se les mata por censura,sino como una forma de castigo por incursionar en la participación política, por señalar la impunidad y corruptelas de funcionarios, alcaldes o aspirantes a gobernadores, por invitar a los ciudadanos a tomar conciencia de los engaños de funcionarios públicos y de las atrocidades del crimen organizado. Y son estos periodistas, que no tienen la atención de los grandes medios de comunicación, a quienes nadie defiende ni se solidariza con su causa, quienes dan su vida por una sociedad mejor.
Durante muchos años, Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba, quedó sepultada bajo demasiados estereotipos que no hacían justicia a un personaje fascinante. Este libro rescata a la mujer y al icono que marcó una época, se convirtió en una de las personas más famosas y admiradas del mundo y contribuyó, como pocas, a abrir España a la modernidad. Ella fue el mejor exponente de una aristocracia que se codeaba con escritores y artistas, que abrazaba la cultura y la moda, y que disfrutaba de una vida cosmopolita con amistades por todo el mundo. También fue una mujer que entendió que los títulos no son un privilegio, sino una responsabilidad, y se entregó a miles de obras benéficas.
La duquesa vivió una vida de novela y por estas páginas aparecen paisajes y personajes irrepetibles: de Winston Churchill a la reina Victoria Eugenia o el diseñador Yves Saint Laurent, de Jackie Kennedy a Grace Kelly o Audrey Hepburn, de la Inglaterra de la Segunda Mundial al St. Moritz donde se reunían Onassis y Jean Cocteau, de la España de la dictadura al Estoril del exilio y el Estados Unidos del cine de Hollywood.
Cayetana fue testigo de excepción de momentos históricos decisivos y ella también, discretamente, contribuyó a muchos. Aunque muy pocas veces se haya explicado como merece su implicación directísima en algunos episodios clave de nuestra historia reciente. Hasta ahora.
Cómo atrapamos a Pablo Escobar
En las décadas que pasaron en la DEA, Javier Peña y Steve Murphy se dedicaron a la caza y captura de narcotraficantes, pero sin duda su mayor desafío fue Pablo Escobar, el cerebro del cartel de Medellín y responsable del tráfico de toneladas de cocaína a Estados Unidos y a Europa en las décadas de 1980 y 1990, así como de miles de asesinatos de competidores, policías y civiles para asegurarse el trono en el mundo de la droga.
Entre julio de 1992 y diciembre de 1993 Steve y Javier, tras un riguroso entrenamiento físico y unas misiones tempranas en Miami y Austin, se instalaron en Medellín, donde vivieron y trabajaron con las autoridades colombianas con el objetivo común de capturar a un hombre que hasta entonces muchos consideraban intocable; un héroe para las comunidades más pobres, para las que mandó construir viviendas y centros deportivos. Su experiencia en primera persona, las historias de los archivos desclasificados de la DEA, los desafíos a los que se enfrentaron y las estrategias innovadoras que emplearon para terminar con el reino del terror componen un relato épico de cómo dos agentes estadounidenses arriesgaron sus vidas en territorio de sicarios para destruir el imperio de Escobar y atrapar al narcotraficante más buscado del mundo.