«Vienen los persas». Tras oír estas palabras, Gorgo de Esparta entra en un peligroso mundo de dioses vengativos y héroes invencibles. Ahora sabe que un poderoso imperio amenaza a Atenas y a Esparta y quiere apoderarse de toda Grecia. Como princesa espartana, la sangre de Zeus corre por sus venas y le confiere el antiguo poder de transformarse en loba. Gorgo tendrá que recurrir a todo su valor y astucia para liderar a su ciudad en la mayor guerra de la historia, en la que combatirán hasta los propios dioses.
Cuando se menciona el término «niño salvaje», a menudo nos vienen a la mente personajes de ficción como Mowgli o Tarzán, pero algunos de estos niños existieron realmente. Poco antes de que lo hiciera Víctor de l’Aveyron —el «niño-lobo» que inspiraría a François Truffaut su filme El pequeño salvaje—, apareció cerca de un pueblo en el norte de Francia una joven que «iba descalza, llevaba el cuerpo cubierto de harapos y de pieles de animales, los cabellos metidos en un casquete de calabaza y la cara y las manos del mismo color que una negra». La historia de esta joven, que posteriormente sería bautizada como Marie-Angélique, fue divulgada a mediados del siglo xviii en Francia gracias a una corta biografía escrita por la señora Marie-Catherine H. Hecquet y editada por el científico y explorador Charles Marie de La Condamine, que se publicó con el título de Historia de una niña salvaje encontrada en los bosques a la edad de diez años.
Movido por el dramático fin de su amigo Yukio Mishima, el orientalista y traductor Ivan Morris (1925-1976) abordó en " La nobleza del fracaso " una hermosa e interesante exploración de un rasgo hondamente arraigado en el carácter japonés chocante para los occidentales, regidos por un feroz pragmatismo y por la exaltación del " ganador " : la simpatía y el reconocimiento por los perdedores valerosos que anteponen su vida a la traición de sus convicciones e ideales. Así, y como una especie de reverso de su maravillosa recreación del universo de Genji en " El mundo del Príncipe Resplandeciente ", Morris pasa revista en esta obra a la vida de nueve de estos héroes trágicos (desde la del mítico y solitario príncipe Yamato Takeru, del siglo IV, a la del carismático Saigo Takamori, cuya memoria llegó hasta nosotros vía Hollywood como " El último samurái " ), para acabar con un último capítulo dedicado a los kamikazes que en la Segunda Guerra Mundial se inmolaron arrojándose contra los buques norteamericanos.