Desde Disneylandia hasta el Mont-Saint-Michel, desde las pirámides egipcias hasta los castillos de Baviera, desde Venecia hasta París o Nueva York, la interminable rueda del turismo no para nunca de dar vueltas. Con el ojo atentamente fijado en el objetivo de la cámara, en vez de contemplar la realidad, los turistas transforman un mundo en imágenes que está, él mismo, invadido por las imágenes.
Lo que busca el turista de viajes organizados es la foto del catálogo o de la pantalla de Internet y si la realidad que encuentra no es la «prometida» queda defraudado, se siente perdido e incapaz de hacer su propia experiencia. El turista individual y culto también está sometido a la esclavitud de las imágenes. No puede dejar de buscar escenarios ya codificados por la ficción, lugares dignificados y mitificados por famosos observadores anteriores desde distintos discursos culturales. No se fía de su propia vivencia, sino que tratará de adoptar los ángulos de vista de ellos con la pretensión de experimentar, comprender o gozar como éstos, sin tener apenas en cuenta lo que le rodea de hecho.
Analizando las actitudes de los visitantes de algunas playas, paisajes, monumentos o plazas emblemáticos del turismo, Marc Augé muestra no sólo que la mayoría de los lugares míticos y románticos nos hacen vibrar porque fueron escenarios de grandes novelas o películas. También en esos lugares mismos se hace lo posible para revestirlos con los símbolos e insignias buscadas por los turistas. De esta manera se redobla la ficción desde el observador y lo observado, de modo que la realidad está en peligro de quedar del todo inaccesible.
En estas memorias del viejo Bloomsbury Virginia Woolf recrea el ambiente de la convivencia en la casa de Gordon Square a principios del siglo XX. Woolf describe las reuniones que allí acontecieron, los temas que se trataron con personalidades notables como Clive Bell, Saxon Sidney-Turner o Thoby Woolf, y consigue pintar el cuadro de un mundo vivaz y heterogéneo que tal vez comenzaba a morir en el momento justo de nacer. Estamos ante un ensayo imprescindible para conocer la huella de estas experiencias en la autora, así como el contexto donde se desarrolló el afamado círculo de Bloomsbury. Virginia Woolf ofrece en este ensayo las claves del ambiente intelectual, pero también sentimental, del célebre Bloomsbury.
La increíble historia del ladrón de bancos Forrest Tucker da título a esta colección de crímenes reales, tres relatos en los que el periodista David Grann demuestra por qué es considerado el mejor escritor de no-ficción del momento. Si «El viejo y la pistola» es la historia de un artista del atraco y la fuga carcelaria que a sus setenta y muchos años se niega a retirarse, «True Crime» sigue la retorcida investigación de un policía polaco convencido de que un novelista dejó pistas en su obra sobre un asesinato real. «El camaleón» relata cómo un impostor francés asume la identidad de un chico desaparecido en Texas y se infiltra en su familia para terminar preguntándose quién está engañando a quién.
Con estos tres personajes, Grann muestra que la ficción no es la única vía para encontrar historias delirantes donde el engaño, la astucia y una innata habilidad para el crimen determinan el futuro de sus protagonistas.