En tiempos de demagogia populista, ¿queda aún espacio para una experiencia democrática de acción política? ¿Existe todavía una oportunidad, cuando expresamos nuestro disentimiento en las calles, de redescubrir esa emoción de participar, que Hannah Arendt llama felicidad pública?
Apelando a esta emoción, Adriana Cavarero propone recuperar el núcleo genuino de la democracia y sugiere identificarlo en la vivencia concreta de las personas que interactúan en un espacio público como una pluralidad de agentes iguales y distintos.
La democracia “surgente” vive de la creatividad no violenta de un poder extendido, participativo y relacional, donde cada ser humano puede expresar su singularidad convirtiendo ese espacio social en lo suficientemente fértil como para que germinen nuevas esperanzas y posibilidades democráticas para el futuro.
Revisando algunos aspectos del pensamiento político arendtiano, comparándolo con el de Butler, pero recorriendo también textos de Zola, Canetti, Pasternak y Barthes, Cavarero aborda además el tema contemporáneo de la democracia digital, el fenómeno del selfie y del populismo en general.
La democracia viene siendo objeto, desde hace yaáun tiempo, de ataques y críticas de muy diferenteátipo. Convendría extraer alguna lección de tantaáacumulación de reproches. Porque al peligro, absolutamenteáreal, de que pueda terminar viendoseádañada por los embates de los autoritarismos deávariado pelaje, deberíamos sumar otro, de diferenteánaturaleza, pero no por ello menor, relacionadoácon la esfera de las ideas. Sería el peligro de entenderála democracia en terminos puramenteáinstrumentales, como un mero conjunto de procedimientosáformales para organizar la vida en común.
Ello significaría desdeñar las enormes potencialidadesáemancipatorias que ofrecen los sistemasádemocráticos y la posibilidad que nos brindan de
materializar por fin aquellos valores que alumbraronáel mundo moderno.
La historia contemporánea de América Latina se ha caracterizado por una intensa transformación en sus formas de gobierno. Mediante un fino estudio comparativo entre los regímenes democrático y dictatoriales que se han experimentado en esta región (a partir del siglo XX), Scott Mainwaring y Aníbal Pérez-Liñán realizan una exhaustiva investigación que da cuenta de la emergencia, subsistencia y declive de estas formas de gobierno. Tomando como referencia la centralidad de los actores políticos para explicar estos cambios, pues en gran medida moldean la percepción cultural de las formas de gobierno que resultan deseable, los autores incorporan la dimensión regional e internacional del fenómeno. Si bien queda claro lo diversa que resulta América Latina como región, Mainwaring y Pérez Liñán emprender una ardua tarea para analizar la misma sin perder aquellos aspectos distintivos y heterogéneos que la caracterizan, pero que a su vez nos permiten comprenderla.