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DE LA GENEALOGIA DE LA MORAL

Probablemente De la genealogía de la moral sea uno de los libros más leídos de Nietzsche. Desde una perspectiva académica es una opción cómoda; se toma, en cualquier caso, como un breviario del pensamiento de Nietzsche. La cosa, sin embargo, no es tan simple: Nietzsche entiende que la moral no es algo dado, sino el fruto de un largo desarrollo histórico, el resultado de fuerzas y contrafuerzas en buena medida ciegas. De ahí el que, al plantearse la crítica de la moral del momento, considere imprescindible tantear de dónde viene, hija de quiénes es. Ese tanteo siempre tentativo da lugar a muchas cuestiones. De la genealogía de la moral trata de iluminar tres de ellas: el origen de la distinción bien/mal; el de la mala conciencia característica de nuestra moral cristiana; y el del ascetismo que subyace a nuestra cultura. Quedan otras..., entre ellas la más esencial, acerca del instinto gregario.
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DE LA GUERRA

Tras toda una vida vinculado al ejército de Prusia, Carl von Clausewitz (1780-1831) escribió un tratado que cambió para siempre el arte militar. Según su parecer, guerra y política van de la mano: el espíritu bélico nace de las ideas y los sentimientos de un territorio y las batallas, por tanto, deben situarse en un marco lógico e histórico. Estos postulados dieron pie a un cambio que convirtió a De la guerra en un título crucial en la historia del pensamiento. La presente edición ofrece una selección de la obra al publicar sus libros I-III y VIII de forma íntegra y en escrupulosa traducción de Carlos Fortea, realizada directamente del original alemán.
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DE LA IMPOSTURA POLITICA

"Todos los argumentos que se emplean para impugnar la democracia, parten de una misma raíz: la supuesta necesidad del prejuicio y el engaño para reprimir la natural turbulencia de las pasiones humanas. Sin la admisión previa de tal premisa, aquellos argumentos no podrían sostenerse un momento. Nuestra respuesta inmediata y directa podría ser ésta: «¿Son acaso los reyes y señores esencial-mente mejores y más juiciosos que sus humildes súbditos? ¿Puede haber alguna base sólida de distinción, excepto lo que se funda en el mérito personal? ¿No son los hombres objetiva y estrictamente iguales, salvo en aquello en que los distinguen sus cualidades particulares e inalterables?» A lo cual nuestros contrincantes podrán replicar a su vez: «Tal sería efectivamente el orden de la razón y de la verdad absoluta, pero la felicidad colectiva requiere el establecimiento de distinciones artificiales. Sin la amenaza y el engaño no podría reprimirse la violencia de las pasiones». WILLIAM GODWIN"
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