«Un libro que ha marcado época», Margarita Rivière.
El «acoso moral» es el concepto que describe la posibilidad de destruir a alguien sólo con palabras, miradas o insinuaciones. En este libro, que se alimenta de numerosos testimonios, la autora analiza la especificidad de este tipo de relaciones perversas y nos enseña a identificarlas allá donde se produzcan, ya sea en la pareja, la familia o la empresa.
El acoso moral genera, en las personas que lo sufren, una espiral depresiva, cuando no suicida, que las arrastra hacia una caída mortal. Es una agresión constante e insidiosa de una persona hacia otra con la que el agresor pone de manifiesto su voluntad de desembarazarse de alguien sin mancharse las manos, pues estas personas perversas saben enmascarar muy bien sus intenciones.
Marie-France Hirigoyen nos enseña a identificar estas imposturas para que las víctimas puedan recuperar sus puntos de referencia y librarse de la influencia destructiva de su agresor.
Durante siglos, las artes marciales se han asociado en Asia con las tradiciones de sabiduría y las corrientes esotéricas. Los clásicos militares y estratégicos de la antigua China denotan una evidente influencia taoísta, mientras que el código guerrero japonés, el Bushi-do o camino del samurai, le debe mucho al Zen. El alma del samurai es una exquisita compilación de tres clásicos del Bushido Zen: "Artes marciales: El libro de las tradiciones familiares" de Yagyu Munenori, "La inescrutable sutileza de la sabiduría inmutable" de Takuan Soho y "La espada sin rival", del mismo autor. Thomas Cleary, uno de los principales intérpretes de la cultura japonesa, presenta una traducción moderna y asequible al gran público, al mismo tiempo que ofrece explicaciones amenas y muy instructivas acerca de los simbolismos de la enseñanza Zen, del arte de la esgrima o de sus aplicaciones prácticas en nuestra sociedad contemporánea.
Este libro es un ajuste relativo de cuentas con Lacan en la época de esplendor del estructuralismo, allá por los inicios de la década de los setenta. Partiendo del convencimiento de que "Edipo no sirve absolutamente para nada", Deleuze y Guattari se impregnan de la atmósfera cultural del periodo, en especial del Foucault de Las palabras y las cosas, y afirman que la invención del hombre por el orden burgués de que habla este último puede comprenderse mejor a partir del análisis de los mecanismos de producción del hombre en la sociedad actual, es decir, a partir de la disección de la máquina social capitalista que los autores acometen mediante el procedimiento de descodificación-territorialización.