En 1571, tras un accidente montando a caballo, Michel de Montaigne abandonó su posición como magistrado en Burdeos para retirarse a su castillo a escribir. Este es el inicio, casi novelesco, de una obra capital de la cultura occidental. Montaigne dialoga con los pensadores clásicos sobre todo tipo de cuestiones en una honda reflexión acerca del «sí mismo». Sus escritos son continuas tentativas en busca de una respuesta a la que se acercan como un experimento, una probatura, un essai.
Los artículos publicados por Herbert Marcuse entre 1929 y 1931, inéditos hasta ahora en castellano, constituyen un momento de gran originalidad en la filosofía del siglo xx. En ellos puso en diálogo ideas procedentes de la hermenéutica (Diithey y el primer Meidegger) y del pensamiento crítico (Marx, Korsch y Lukács).
El objetivo de Marcuse en esta original y arriesgada empresa fue repensar las bases filosóficas de la teoría social de matriz marxista, para devolverle un alcance crítico, devaluado por el marxismo ortodoxo y por los diversos revisionismos dominantes en su época.
El resultado es una aportación a la teoría social que anticipa importantes aspectos de la teoría crítica de la sociedad desarrollada por Horkheimer y por el propio Marcuse en Nueva York en los años treinta. Pero, al mismo tiempo, estos textos escritos por el que fue asistente de Heidegger en Friburgo testifican la permanencia de motivos ontológicos heideggerianos que provocaron tensiones en su proyecto de renovación crítica de la teoría de la sociedad.
La manera más peligrosa de engañarse a sí mismo es creer que existe una sola realidad. De hecho, existen innumerables versiones y pueden llegar a ser muy opuestas entre sí. Todas ellas son el resultado de la comunicación. Paul Watzlawick afirma que en las relaciones humanas y en la interpretación de las mismas no existen verdades sencillas, y que lo «normal» en una cultura , y más aún en culturas diferentes, es que no se dé la uniformidad, sino la diversidad de formas de acción e interpretación de los individuos concretos. Con ello, lo que es real para unos, puede que no lo sea para otros. Con un estilo ameno y coloquial y con numerosos ejemplos tomados de los más diversos campos, el autor nos describe, expone o traduce a un lenguaje fácilmente comprensible los complejos problemas de la concepción de la realidad y de la acomodación a la misma.