¿Ya llegamos? recoge los ensayos escritos por Berman durante la última década, donde por una parte ahonda en el proceso de desmoronamiento de la hegemonía estadounidense, y cómo factores como el crecimiento de la deuda y la pérdida de libertades civiles y vigilancia masiva de sus propios ciudadanos son una prueba irrefutable del mismo, entre varios ejemplos más. Igualmente, reflexiona sobre temas vinculados con la identidad individual, la obsesión y la transferencia pues, como ha dicho en una de sus frases más célebres: «Una idea es algo que posees, la ideología es algo que te posee a ti». Así que Berman explora lo que parecería ser la necesidad humana de aferrarse a algún sistema de creencias dado, en buena medida debido a la incapacidad de afrontar asuntos como el silencio o el vacío.
Finalmente, con una mirada también hacia el futuro, Berman se pregunta qué alternativas puedan existir frente a la descomposición, delineando modelos alternativos donde el crecimiento, la expansión y acumulación ilimitadas no sean ya los ejes rectores que estructuran buena parte de la vida en sociedad.
El acto de mirar es siempre interpretativo: supone el establecimiento de una relación íntima que afecta tanto al observador como al objeto de su mirada. Pese al supuesto distanciamiento que suele exigirse al teórico del arte, Miguel Ángel Hernández lleva años aproximándose así a las imágenes para establecer con ellas un diálogo profundo en el continuum de arte y vida. El resultado son los textos aquí reunidos, a medio camino entre el ensayo, la autobiografía y la narrativa, en los que siguiendo la estela de Benjamin, Sontag y Barthes se exploran cuestiones como el valor de la memoria y su vínculo con el conocimiento, el duelo, la ética de la mirada, las relaciones entre tecnología y deseo, o la percepción subjetiva del tiempo. A través de una prosa atravesada de vivencias, iluminaciones y experimentación literaria, el ejercicio de contemplar imágenes se nos revela como una experiencia vital y transformadora.
En Yo maté a Sherezade la autora nos recuerda cómo, desde su nacimiento, el cuerpo de la mujer se ve atrapado en un contexto social que puede llevarla hasta la esclavitud. La voz de Joumana Haddad canta en una reafirmación de la vida, un viaje perpetuo, un acto disruptivo para que las mujeres del mundo árabe, y del mundo entero, tengan acceso a algo más. Su verdad no puede ocultarse: «matar» a Sherezade significa dejar atrás todo lo que trae consigo la opresión. Hay algo más grande que el feminismo: la mujer que pugna por su libertad, experimenta el auténtico significado de este término y lo hace suyo sin detener los impulsos que este deseo vital engendra.