Este es un libro sobre la VERDAD y todas nuestras ingeniosas maneras de evitarla a lo largo de la historia.
Se dice que vivimos en una era de la «posverdad». Estados Unidos tuvo un presidente que mentía abiertamente a diario (o que ni siquiera sabía lo que era cierto ni le importaba). Internet ha convertido nuestra vida cotidiana en una batalla de desinformación. La gente ya no confía en los expertos.
Pero, ¿de veras ha existido alguna vez una edad dorada de la veracidad? Como editor de la principal organización verificadora de datos independiente del Reino Unido, Tom Phillips se enfrenta a diario a absolutas sandeces. En este libro nos cuenta la hilarante historia de cómo los humanos nunca hemos dejado de mentirnos los unos a los otros (y a nosotros mismos) a lo largo de los siglos, y formula una pregunta importante: ¿cómo puede avanzar la humanidad hacia un futuro más veraz?
Una conversación extraordinaria entre dos amigos liberales ―augusto y polichinela del debate público español― que reflexionan juntos sobre el estado del mundo hoy.
La inevitable imperfección del mundo, el malestar generalizado, la indignación, la crisis de la democracia, la teoría de la conspiración y la teoría de la chapuza, la importancia de la dignidad del individuo, la difícil gestión del fastidio de existir… Javier Gomá y Pedro Vallín, dos personas de tan diferentes formación y ocupación, que se desempeñan en dos ámbitos de la escritura tan distantes y que manejan estilos de comunicación pública tan dispares, decidieron un día mantener una serie de charlas sobre las aristas del presente.
Verdades penúltimas es la literaturización de sus encuentros reales, la comedia ligera de una conversación escrita a cuatro manos en la terraza de un bar, desayunando en un Café o tomando unas cervezas en un elegante salón. Las cinco partes de este breve volumen resumen su mirada, proyectada desde ámbitos muy distintos de la experiencia del mundo, pero convergente, sobre un tiempo y un estado de las cosas claramente percibidos como peores de lo que son.
Sobre todos sus enemigos, Franco desplegó el terror con carácter masivo y sistemático durante la guerra y la larga posguerra. De manera que el terror fue un carácter fundacional del régimen. El franquismo fue un régimen antiliberal y antiobrero que, más allá de la retórica de las denominadas leyes fundamentales, eliminó los derechos políticos, civiles, sociales, económicos y culturales en una sistemática vulneración de los derechos humanos.